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Hace aproximadamente 46 mil años, en el Pleistoceno Superior, dos gusanos del filo de los nematodos quedaron atrapados en el permafrost siberiano, una región que se ha mantenido congelada durante largo tiempo. Esta área del planeta ha sido de gran interés para los científicos debido a su potencial para proporcionar información valiosa sobre la evolución y los procesos biológicos.
Recientemente, investigadores del Instituto de Problemas Físicoquímicos y Biológicos en la Ciencia del Suelo RAS en Rusia recuperaron estos gusanos de una madriguera fosilizada en el permafrost siberiano, que ha servido como una ventana al pasado. Cuando descongelaron los gusanos, quedaron asombrados al descubrir que comenzaron a moverse, como si el tiempo no hubiera pasado.
El permafrost siberiano, que ha permanecido congelado durante miles de años, ha demostrado ser un entorno único para la preservación de organismos que quedaron atrapados en él. Este descubrimiento fue esencial para comprender el tiempo que estas criaturas habían estado congeladas. La datación por carbono reveló que los gusanos habían permanecido en este estado criogénico durante un asombroso período de entre 45,839 y 47,769 años.
Este hallazgo fue especialmente notable porque no se había identificado previamente un nematodo capaz de alcanzar un estado de latencia conocido como "criptobiosis" durante un período tan extenso. La criptobiosis es un fenómeno biológico en el que un organismo suspende su metabolismo y se encuentra en un estado de animación suspendida. Aunque la criptobiosis ha sido objeto de investigación durante años, en gran parte sigue siendo un misterio.
Sin embargo, este hallazgo abrió la puerta para identificar dos genes clave relacionados con la criptobiosis. Estos mismos genes se encontraron en un nematodo llamado Caenorhabditis elegans, que había alcanzado la criptobiosis pero no en el mismo grado que los gusanos descubiertos en Siberia. Los investigadores se centraron en la capacidad de supervivencia de estos gusanos, conocidos como Panagrolaimus kolymaensis.
Los experimentos de laboratorio revelaron que un tipo de azúcar llamado trehalosa es esencial para el proceso de criptobiosis. Los gusanos no habrían sobrevivido a la congelación y deshidratación sin la presencia de este azúcar. Esta observación sugiere que, en un futuro lejano, el proceso de criptobiosis podría ser replicado en organismos más complejos, incluidos los seres humanos.
Dado que la vida útil de los Panagrolaimus kolymaensis es de tan solo unos días, los investigadores tenían un tiempo limitado para realizar la mayor parte de sus estudios. Uno de los autores del estudio, Philip Schiffer, señaló que estos hallazgos tienen implicaciones significativas para nuestra comprensión de los procesos evolutivos. Estos descubrimientos indican que los tiempos de generación pueden extenderse desde días hasta milenios, lo que puede conducir al resurgimiento de linajes que de otro modo se habrían extinguido con el tiempo.
El hallazgo de estos gusanos congelados en Siberia ofrece una visión única de cómo ciertos organismos se adaptan y sobreviven en condiciones ambientales extremas. Aunque estos gusanos ya no están vivos, los científicos están convencidos de que han obtenido información valiosa que contribuirá a nuestro entendimiento de la adaptación de las criaturas a entornos extremos a lo largo de la evolución. Además, esta investigación resalta la sorprendente capacidad de la vida para resistir y sobrevivir en condiciones adversas durante largos períodos de tiempo.