En el contexto de una economía global fluctuante, las familias mexicanas enfrentan retos económicos significativos. Durante el primer trimestre de 2024, México, siendo el segundo mayor receptor de remesas a nivel mundial después de India, registró una entrada récord de $14.105 millones de dólares de sus ciudadanos en el extranjero, marcando un aumento interanual del 1%. Sin embargo, la apreciación récord del peso frente al dólar, combinada con una inflación general del 4.42% en marzo de 2024, ha mermado el valor real de estas remesas en un 15.2% para los hogares receptores, según el 'Análisis de Migración y Remesas' del BBVA.
A esto se suma una caída del 3.3% interanual en las remesas durante el tercer mes de 2024, terminando una racha de 46 meses consecutivos de incrementos. Este descenso se sintió con mayor fuerza en la frontera de México con Estados Unidos, particularmente en Ciudad Juárez, donde los envíos disminuyeron un 22% respecto al mismo periodo del año anterior. En términos de pesos mexicanos, el impacto es aún más grave, con una reducción del 29% en el valor de las remesas. Especialistas y líderes empresariales como Thor Salayandía Lara y Alejandro Sandoval Murillo destacan que, más allá del tipo de cambio, la inflación y el aumento de precios en bienes de consumo es lo que más afecta a las familias, erosionando su poder adquisitivo y obligándolas a ajustar sus gastos o buscar fuentes alternativas de ingreso. Este escenario plantea desafíos significativos para la economía local, especialmente en regiones fronterizas que dependen en gran medida de las remesas para su estabilidad económica.