Bana, de 29 años, nació en el zoológico de Brookfield en 1995 y llegó al zoológico Lincoln Park en 2010. Durante su estancia, Bana se convirtió en una figura entrañable para el personal del zoológico, los voluntarios y los visitantes.
A principios de este mes, Bana fue diagnosticada con insuficiencia cardíaca congestiva y bronconeumonía. A pesar de los esfuerzos del personal del zoológico por mantenerla saludable, lamentablemente no fue posible una recuperación completa en su estado de salud.
El martes, los veterinarios tomaron la difícil decisión de sacrificar a Bana para poner fin a su sufrimiento. La pérdida de Bana deja un vacío en nuestros corazones y en su propio grupo familiar.
Bana no solo fue una gran madre, sino que también desempeñó un papel importante en su grupo, siendo la hembra dominante bajo la protección del imponente macho Kwan. Durante sus 14 años en el zoológico, participó en programas cognitivos y disfrutó explorando el patio exterior, donde a menudo podía ser vista forrajeando por sí misma.
La tropa, compuesta por su hijo Djeke, la hembra Rollie y su hijo Mondika, la hembra Bahati y su hija Bella, visitó a Bana después de su fallecimiento, como lo harían naturalmente en la naturaleza.
El legado de Bana vivirá en los corazones de todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla y cuidarla. Su partida nos recuerda la importancia de proteger y preservar a estas majestuosas criaturas y el profundo vínculo que compartimos con ellas. Que Bana descanse en paz, dejando una huella imborrable en el mundo y recordándonos la belleza y fragilidad de la vida animal.