En un emotivo acto de solidaridad, voluntarios se unieron para rendirle un último adiós al exmarine estadounidense Gerry Brooks, quien falleció solo y casi olvidado en un asilo en Maine.
La convocatoria de la funeraria para asistir al servicio fúnebre fue abrumadoramente respondida, mostrando un inmenso gesto de respeto y gratitud hacia el veterano.
En minutos, se rechazaron voluntarios para llevar su ataúd, siendo que un gaitero se ofreció a tocar en el servicio, un piloto a realizar un sobrevuelo y grupos militares prometieron un homenaje adecuado.
Un tributo emocionante comenzó, culminando con un sentido "Semper Fi", mientras otros expresaron su deseo de que Brooks haya vivido una vida llena de amor, bondad y esperanza.
Linda Laweryson, quien sirvió en los Marines, destacó la importancia de que todos merecen morir y ser enterrados con dignidad.
En un gesto conmovedor, cientos de personas, muchas de las cuales no conocían a Brooks más allá de su nombre, se reunieron en el Cementerio de los Veteranos de Maine para darle el último adiós con todos los honores militares.
Los Patriot Guard Riders escoltaron su carro fúnebre, mientras que miembros de los Veteranos de Guerras Extranjeras rindieron homenaje con una salva de disparos.
Voluntarios sostenían banderas estadounidenses junto al ataúd, creando un ambiente de respeto y gratitud por el servicio de Brooks a su país.
Jim Roberts, comandante del VFW, mencionó que este acto de solidaridad renueva la fe en la humanidad, mostrando que, a pesar de la negatividad en el mundo, la gente puede unirse para honrar a aquellos que sirvieron a su nación.
A medida que la generación de veteranos envejece, es fundamental recordar y valorar sus sacrificios.
La vida de Brooks, en su mayoría desconocida, recibió un reconocimiento merecido durante el funeral, demostrando que, independientemente de las circunstancias, cada persona merece ser respetada y recordada.
Su historia, aunque breve en detalles, deja una lección de humanidad y gratitud hacia aquellos que han servido a su país.
En un gesto conmovedor y lleno de emotividad, la despedida de Gerry Brooks evidencia el impacto duradero que tienen los actos de bondad y respeto hacia aquellos que dedicaron su vida al servicio de los demás.