La carretera de la I-57, normalmente escenario de viajes cotidianos, se convirtió en el marco de una tragedia. Un Ford Escape blanco, perforado por balas, se convirtió en el centri de atención luego de dar a conocer una noticia que conmocionó a Chicago: seis personas baleadas, entre ellas un niño de dos años, A-mara Hall, quien perdió la vida en el hospital.
En el lugar del incidente, la muerte también se cobró la vida de William Smith, de 13 años, y Nasir Hall, de 19. La investigación por oficiales de Illinois, que ha transcurrido durante meses, ha arrojado luz sobre la identidad del presunto responsable.
Sean Richardson, de 20 años, fue detenido el lunes por un cargo no relacionado, y posteriormente se le imputaron tres cargos de asesinato en primer grado y tres de intento de asesinato en primer grado. Las autoridades descartaron desde un principio que el tiroteo se tratara de un incidente de furia al volante.
El caso sigue en desarrollo y las autoridades continúan trabajando para esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia. Mientras tanto, la comunidad de Chicago enfrenta la desgarradora realidad de una pérdida que ha dejado una profunda cicatriz en la ciudad.