Cody A. Merritt, un nombre que resonó hace 24 años en la mente de Idaho por su participación en un atroz crimen, volvió a ser noticia, esta vez por un supuesto acto de violencia que ha dejado a la comunidad en shock.
Merritt, de 40 años, fue arrestado por la policía del condado de Thurston bajo la sospecha de asalto en primer grado y cargos por armas de fuego. Las autoridades alegan que Merritt disparó a una mujer en la cabeza en su propiedad en Yelm el martes, y posteriormente huyó de la escena. La víctima, quien se sabe que ocasionalmente se hospeda en la misma propiedad, tiene una relación previa con Merritt. Su condición actual permanece desconocida.
El pasado oscuro de Cody Merritt, no se limita a este incidente. La sombra de un crimen brutal y escalofriante lo persigue desde hace años. En el 2000, cuando tenía tan solo 16 años, Merritt fue condenado a cinco años de prisión por ayudar a su padre, David, en el secuestro, asesinato y decapitación de Carissa Benway, una joven de 14 años.
El cuerpo de Benway fue encontrado por un grupo de cazadores en el Bosque Nacional de Coeur d'Alene, en octubre de ese año. Durante la investigación, Merritt confesó que su padre llevó a Benway de acampada y la ató a un poste dentro de una carpa, mientras él permaneció afuera sin intentar pedir ayuda. Merritt, en sus propias palabras, reveló que participó en el crimen para obtener un tatuaje de una rosa negra, un símbolo de "fraternidad" para quienes habían cometido asesinato.
David Merritt, un delincuente sexual registrado en Washington, fue sentenciado a cadena perpetua por el crimen. Cody Merritt, a cambio de su colaboración, recibió una pena de cinco años.
En 2007, Cody Merritt fue liberado de prisión. Su regreso a la sociedad estuvo marcado por la preocupación, las autoridades temían que la participación en un acto tan brutal le impidiera integrarse correctamente y pudiese desatar nuevamente su lado oscuro. El miedo se convirtió en realidad cuando en 2023, la historia se repitió con un nuevo acto de violencia.