Lo que parecía un incidente aislado, se convirtió en un caso de brutalidad infantil, una historia que sacudió a la comunidad de Placentia, California.
Chance, quien acababa de iniciar su primer grado, había sido dejado bajo el cuidado de Ernest Lamar Love, un barbero de 41 años, mientras su madre trabajaba el turno de noche como auxiliar de enfermería. Las imágenes de las cámaras de seguridad mostraron a Love entrando a su barbería alrededor de las 11 p.m. con un "trozo grande de madera sin procesar" en la mano, seguido por un "reticente Chance".
Las autoridades detallaron que Love, en un ataque de furia, habría golpeado al menor con el pedazo de madera después de que este se orinara en los pantalones en un parque cercano. Además, Love habría vertido peróxido de hidrógeno sobre las heridas abiertas del niño antes de obligarlo a realizar flexiones, abdominales y saltos.
Según los fiscales, cuando Chance colapsó, Love lo llevó a la sala de emergencias del Hospital Infantil de Orange County alrededor de la 1:30 a.m. del 30 de agosto, en lugar de llamar al 911 para pedir ayuda.
"Los doctores en CHOC descubrieron que faltaba gran parte de la carne de los glúteos de Chance, dejando heridas abiertas, además de hematoma subdural, hinchazón extrema del cerebro y otras lesiones consistentes con sacudidas violentas," dijeron los fiscales. "El pequeño también tenía una fractura de omóplato en proceso de sanación".
Chance, quien luchó por su vida durante varios días, falleció el 3 de septiembre.
Love, quien se declaró inocente, enfrenta cargos de homicidio, tortura y abuso infantil que causó la muerte. Si es declarado culpable, podría pasar de 32 años a cadena perpetua.
"Él es un monstruo", dijo Vance Crawford, el padre de Chance. "Siento mucho decirlo, pero él merece lo que le va a pasar. Voy a dejar que Dios se encargue de él".