La explosión, un evento que se ha convertido en un triste recordatorio de la desesperación y la pobreza que azotan al país, se produjo luego de que la pipa de gasolina se estrellara contra un vehículo pesado.
La desesperación se apoderó de la escena cuando decenas de personas, que vivían en la zona, se acercaron al lugar del accidente para robar el combustible que se derramaba de la cisterna perforada. El conductor del camión intentó advertirles del peligro, pero su voz se perdió en el afán por obtener algo de beneficio en medio de la crisis.
Las personas, con la desesperación pintada en sus rostros, no hicieron caso a las advertencias del conductor y continuaron llenando recipientes con el combustible. El riesgo era evidente, la explosión, una amenaza latente, pero la necesidad de obtener algún tipo de sustento se impuso sobre la lógica y la seguridad.
Tragicamente, en un instante, la desesperación se transformó en tragedia. La pipa de gasolina explotó, dejando un infierno de fuego y humo que arrasó con todo a su alrededor. Las llamas consumieron a quienes se encontraban cerca, dejando un saldo de 15 muertos y 40 heridos con quemaduras de distintos grados.
Las imágenes del desastre, compartidas en redes sociales, muestran el alcance de la tragedia. Automóviles, motocicletas y viviendas quedaron envueltas en llamas, dejando un panorama desolador.
El primer ministro de Haití, Garry Conille, confirmó el accidente y lamentó la explosión del camión cisterna, asegurando que ya se "habló con las autoridades locales y con los responsables de protección civil, salud pública y asuntos sociales para salvar las vidas de los heridos graves".
Las autoridades esperan que la cifra de víctimas mortales aumente en las próximas horas, ya que la mayoría de los heridos se encuentran en estado crítico. El incidente ha desatado un debate sobre la falta de seguridad en el país y la vulnerabilidad de la población a este tipo de tragedias.