Al menos nueve personas han muerto y más de 2,750 han resultado heridas tras la explosión de radios en Líbano. El incidente, que ocurrió el martes, ha incrementado las tensiones entre Israel y Hezbollah, con el grupo libanés responsabilizando a Israel por el ataque y prometiendo represalias.
Hezbollah ha denunciado que el ataque también causó víctimas civiles, incluyendo a una niña de 10 años en el pueblo de Saraain y dos miembros del propio grupo. La organización ha calificado el ataque de traicionero y criminal, y ha amenazado con una respuesta contra Israel.
Entre los heridos, alrededor de 200 se encuentran en estado crítico, con lesiones principalmente en la cara, las manos o el abdomen. El embajador iraní en Líbano, Mojtaba Amani, también resultó herido en la explosión, pero se encuentra consciente y en buen estado, según informes de la televisión estatal iraní.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Líbano ha condenado el ataque, que califica como una grave violación de su soberanía, y está preparando una queja para el Consejo de Seguridad de la ONU. El Consejo de Ministros libanés también ha emitido una condena enérgica contra el ataque.
Estados Unidos ha negado cualquier involucramiento en el ataque y no había advertido previamente sobre él. Los diplomáticos estadounidenses están trabajando para evitar una escalada del conflicto en la región. Mientras tanto, Hezbollah e Irán podrían planear represalias. El Ministerio de Salud libanés ha ordenado a los hospitales estar en alerta máxima y ha instado a los ciudadanos a desechar los radios. La Cruz Roja Libanesa ha desplegado ambulancias para asistir a los heridos.