El ataque, que se produce un día después de que cientos de buscapersonas detonaran, deja un saldo de al menos nueve muertos y más de 300 heridos.
Las nuevas explosiones intensifican la confusión y la ira en el país, aún conmocionado por los bombardeos del martes, que parecieron ser un complejo ataque israelí dirigido a miembros de Hezbolá, pero que también causaron víctimas civiles. En este segundo ataque, se ha detectado un patrón similar, apuntando a dispositivos electrónicos de diversa índole, lo que sugiere una mayor infiltración de trampas explosivas en la cadena de suministro de Líbano.
El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, declaró el inicio de una "nueva fase" en la guerra, centrando la atención en el frente norte contra los militantes de Hezbolá en Líbano. Si bien no mencionó las explosiones en Líbano, elogió el trabajo del ejército y las agencias de seguridad israelíes, asegurando que "los resultados son muy impresionantes".
Las explosiones se registraron durante el funeral en Beirut de tres miembros de Hezbolá y un niño que murieron por la explosión de buscapersonas el día anterior, lo que aumenta la tensión en una región ya convulsionada por el conflicto.
El incidente, que Israel aún no ha comentado, reaviva los temores de que el conflicto latente entre Israel y Hezbolá pueda escalar a una guerra total. El secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, dijo el miércoles que Estados Unidos está evaluando cómo el ataque podría afectar los esfuerzos para negociar un alto el fuego en la guerra entre Israel y Hamas en Gaza.
Las investigaciones revelan que los buscapersonas utilizados en los ataques del martes fueron fabricados por una empresa con sede en Hungría, BAC Consulting KFT. Esta empresa, que se registró como sociedad de responsabilidad limitada en mayo de 2022, tiene un capital social de 7.840 euros y registró ingresos de 725.768 dólares en 2022 y 593.972 dólares en 2023.