Elizabeth Galindo, la mujer en cuestión, fue finalmente descubierta como la verdadera responsable de la distribución de la droga, tras una investigación exhaustiva por parte de la Policía. El caso se desencadenó cuando la Policía comenzó a indagar sobre una serie de actos violentos en la ciudad. Durante su investigación, los agentes se centraron en Galindo como una posible distribuidora de drogas.
El 19 de septiembre, durante una redada en su casa, los agentes encontraron 9 libras de metanfetamina, una cantidad significativa para el mercado local. Las drogas estaban ocultas en diferentes puntos de la casa, incluyendo cuatro libras en un dormitorio y cinco libras en dos bolsas selladas al vacío dentro de dos latas grandes.
La situación dio un vuelco cuando Galindo acusó a su hijo de 14 años de ser el responsable de la droga. Al solicitar permiso para revisar su teléfono celular, ella se negó rotundamente, alegando que contenía mensajes comprometedores que incriminaban a su hijo.
Sin embargo, la Policía obtuvo una orden judicial para acceder al dispositivo. Al revisar su teléfono, los agentes encontraron evidencia irrefutable que implicaba a Galindo en el tráfico de metanfetamina. Fotos y videos mostraban a la mujer "activamente involucrada" en el manejo y distribución de la droga.
Como consecuencia del operativo, Galindo fue acusada formalmente de posesión con la intención de distribuir metanfetamina. Adicionalmente, cuatro menores de edad fueron arrestados en relación con el caso.