En este contexto, la vicepresidenta Kamala Harris se encuentra en el centro de la atención, no por sus políticas, sino por una controversia que amenaza con empañar su imagen.
Las acusaciones de plagio, lanzadas por el activista conservador Christopher Rufo, apuntan a su libro 'Smart on Crime', publicado en 2009. Rufo asegura que Harris, junto a su coautora Joan O’C. Hamilton, se apropió de pasajes de otros autores sin atribuirles la autoría. Este escándalo ha desatado una ola de debates sobre la ética en la escritura y el peso de las implicaciones políticas.
El austriaco Stefan Weber, reconocido por su trabajo en detección de plagio, ha identificado al menos seis párrafos en el libro de Harris que, según él, no fueron correctamente citados. Estos pasajes, según Weber, provienen de diversas fuentes que Harris no reconoció al momento de escribir su obra.
La obra 'Smart on Crime' aborda temas sensibles como el procesamiento de delitos graves en el condado de Alameda y San Francisco, y la falta de atribución podría interpretarse como un intento de presentar ideas ajenas como propias. Las acusaciones son especialmente graves, ya que el libro se centra en las experiencias personales de Harris en el ámbito de la justicia, un área que ha definido su carrera política.
La defensa de Harris ha sido contundente. James Singer, portavoz de su campaña, ha descartado las acusaciones como un ataque político sin fundamento. Según él, estas imputaciones surgen de un intento desesperado de sus adversarios por desacreditarla ante el creciente apoyo bipartidista que está logrando.
Singer también ha señalado que Harris citó adecuadamente diversas fuentes a lo largo del libro, lo que contradice las afirmaciones de Rufo y Weber. Sin embargo, la situación se complica aún más, ya que se ha mencionado que Harris y su coautora habrían utilizado "palabras textuales" de un informe de NBC News que abordaba las bajas tasas de graduación en las escuelas de la ciudad.
La posibilidad de que una figura pública, especialmente alguien que aspira a la presidencia, incurra en prácticas consideradas poco éticas plantea serias dudas sobre su liderazgo y capacidad para manejar la verdad en su discurso político.