En lugar de continuar con el formato de preguntas y respuestas, Donald Trump optó por una inusual sesión musical. "¿Quién diablos quiere escuchar preguntas?", exclamó Trump, a pesar de que el evento estaba diseñado para recibir preguntas de la audiencia.
La decisión tomó por sorpresa a muchos. Después de que los paramédicos atendieron a los dos asistentes, Trump instruyó a su equipo a reproducir música de una lista de reproducción que él mismo había creado. "Esta es la iglesia más extraña a la que he ido nunca", comentó un asistente del evento sobre la sección musical que comenzó con "Ave Maria".
La decisión de Trump de dedicar más de 30 minutos a escuchar música mientras se balanceaba en el escenario y bailaba al ritmo de sus canciones favoritas ha desatado un debate sobre su estado mental. La campaña de Kamala Harris, la oponente de Trump, ha aprovechado la situación para cuestionar la capacidad de Trump de liderar el país.
"Los votantes están empezando a sintonizar y objetivamente están viendo a un Trump disminuido, uno que divaga durante horas, no tiene sentido, se congela durante 30 minutos y obliga a la gente a escuchar su lista de reproducción de Spotify. Es extraño y genera cada vez más preocupaciones para los votantes", comentó un asesor de la campaña de Harris.
Harris ha pedido a Trump que publique sus registros médicos, insinuando que podría haber problemas de salud que lo incapaciten para la presidencia. "Uno debe preguntarse... ¿tienen miedo de que la gente vea que es demasiado débil e inestable para liderar América?", dijo Harris.
La campaña de Trump ha defendido la decisión de Trump, asegurando que no había ningún problema con su estado mental durante el evento y que la sesión musical fue un momento de conexión con sus seguidores. "El presidente Trump tiene más energía y más resistencia que nadie en la política, y es el líder más inteligente que ha tenido este país", afirmó un comunicado de la campaña.
"Fue un total de amor en el mitin de Pensilvania", dijo Steven Cheung, portavoz de la campaña. "¡Nadie quería irse y querían escuchar más canciones de la famosa lista de reproducción de Spotify de DJT!"
A pesar de las explicaciones de la campaña, la extraña sesión musical ha alimentado las dudas sobre el estado mental de Trump y ha avivado el debate sobre su capacidad para liderar el país.