Era octubre de 2023, y el aroma fétido emanaba de un lugar que prometía paz: la funeraria Return to Nature. La escena que encontraron los agentes del FBI al ejecutar una orden de registro sería difícil de olvidar: cientos de cuerpos en estado de descomposición, algunos con fechas de muerte que se remontaban a 2019, yacían almacenados de manera inapropiada dentro del edificio.
La investigación reveló un panorama escalofriante. Jon y Carie Hallford, los dueños de la funeraria, no solo habían incumplido con la dignidad de los fallecidos, sino que también se habían apropiado de fondos de ayuda por el COVID-19. El negocio, lejos de ser un santuario de despedida, se había convertido en un lucrativo negocio de fraude.
Los Hallford fueron acusados de 13 cargos de fraude electrónico y dos cargos de conspiración para cometer fraude electrónico. El panorama se complicaba aún más con cientos de cargos estatales que enfrentaban por delitos graves como abuso de cadáveres, robo, lavado de dinero y falsificación. Además, familias que contrataron a la funeraria para que se encargaran de sus seres queridos iniciaron demandas por incumplimiento de contrato.
En un giro inesperado, el jueves pasado, los Hallford se declararon culpables de un cargo de conspiración para cometer fraude electrónico, aceptando también haber conspirado para defraudar a la Administración de Pequeñas Empresas de los Estados Unidos por más de $880,000 en fondos de ayuda para la pandemia. Como parte del acuerdo, se desestimarán los demás cargos federales.
La noticia del acuerdo de culpabilidad ha generado indignación y dolor en la comunidad. Las familias que confiaron en Return to Nature para despedirse de sus seres queridos se sienten traicionadas. El caso pone de manifiesto la importancia de realizar una investigación exhaustiva a la hora de elegir una funeraria y de denunciar cualquier irregularidad que se observe.