El caso de Nevaeh, que murió en octubre de 2023, no es un caso aislado. En Texas, la prohibición del aborto amenaza con prisión a los profesionales de la salud que intervienen para detener un latido fetal, independientemente de la voluntad de la mujer embarazada.
Las visitas de Nevaeh a los hospitales se volvieron un trágico peregrinaje: en la primera, fue diagnosticada con faringitis, ignorando sus fuertes dolores abdominales. En la segunda, se detectó sepsis, una condición que pone en riesgo la vida, pero aún así la dieron de alta. Las fuertes restricciones a la atención médica reproductiva generan miedo e incertidumbre en los médicos, llevando a decisiones que pueden poner en peligro la vida de las mujeres.
En su tercer viaje a la sala de emergencia, Nevaeh fue trasladada a cuidados intensivos solo después de que un obstetra insistió en dos ultrasonidos para "confirmar la muerte fetal", según un reporte de ProPublica. La joven murió horas después, tras sufrir una falla orgánica.
Lo que ocurrió con Nevaeh no es un caso aislado, también se reportó la muerte de Josseli Barnica, de 28 años, luego de un aborto espontáneo en 2021. Estos casos evidencian un nuevo panorama en la atención médica de las mujeres en los estados con leyes restrictivas en materia de aborto, donde la búsqueda de la atención médica se convierte en un laberinto con consecuencias fatales.