La controversia sigue en el aire. Después de 18 meses tras las rejas, Sheila Keen-Warren, de 61 años, ha sido liberada de prisión. Su caso, que ha captado la atención del público desde 1990, sigue siendo objeto de debate.
El asesinato de Marlene Warren, ocurrido hace más de tres décadas, sigue siendo un misterio que ha envuelto en polémica a Keen-Warren. La escena del crimen: un individuo disfrazado de payaso tocando la puerta de la víctima y disparándole en la cara antes de huir, ha quedado grabada en la memoria colectiva.
En un giro inesperado, Keen-Warren fue sentenciada a 12 años de prisión por asesinato en segundo grado, tras declararse culpable poco antes del juicio. Sin embargo, gracias a la ley de Florida de 1990 y los créditos por buena conducta, salió en libertad después de solo 7 años.
El caso ha desatado una ola de reacciones encontradas. Dave Aronberg, fiscal estatal del condado de Palm Beach, ha insistido en la culpabilidad de Keen-Warren, asegurando que "siempre será una asesina convicta reconocida". Por su parte, Greg Rosenfeld, abogado de la exconvicta, ha defendido su inocencia, argumentando que aceptó el acuerdo de culpabilidad para evitar una posible condena a cadena perpetua.
Los detalles del caso, especialmente la evidencia presentada por la fiscalía y la descripción del vehículo implicado, han sido objeto de debate desde el principio. La defensa cuestiona la validez de las pruebas de ADN y las declaraciones de los testigos.
La liberación de Keen-Warren ha reavivado la polémica sobre la justicia y la posibilidad de un nuevo juicio. Mientras la fiscalía insiste en su culpabilidad, la defensa asegura que fue víctima de una investigación deficiente.
El caso de Keen-Warren sigue siendo un enigma sin resolver, un reflejo de la complejidad del sistema judicial y la eterna búsqueda de la verdad.