En un contexto de creciente tensión en el sector salud, un grupo significativo de trabajadores de la Universidad de California (UC) ha decidido hacer sentir su voz a través de una huelga de dos días. Este movimiento, que comenzó el 20 de noviembre de 2024, busca llamar la atención sobre las condiciones laborales que enfrentan diariamente.
Más de 37,000 empleados de la salud se unieron a esta protesta, destacando la difícil situación económica que muchos de ellos atraviesan. Según el sindicato AFSCME Local 3299, la huelga es una respuesta a lo que consideran negociaciones de mala fe por parte de la administración de la UC. “Los trabajadores de primera línea de servicios y atención al paciente de la UC están en huelga para protestar contra las prácticas laborales injustas”, se menciona en su sitio web.
Los testimonios de los huelguistas revelan una realidad alarmante. Una trabajadora, identificada como Jennifer, expresó su frustración al señalar que su salario es inferior al de un empleado de comida rápida. “Ponemos nuestras vidas en peligro todos los días al venir a trabajar y aun así no ganamos lo suficiente... Es muy estresante”, comentó. Este sentimiento de descontento se repite entre sus compañeros, quienes han tenido que enfrentar largas jornadas y, en algunos casos, dormir en sus automóviles debido a los bajos ingresos.
Además, la situación se complica con el aumento en el volumen de pacientes desde la pandemia de COVID-19. Herbert, otro trabajador en huelga, mencionó que “los pacientes a veces tienen que esperar entre 35 y 45 minutos para ser evaluados cuando llegan al hospital”. Esta situación pone de manifiesto la necesidad de un aumento en el personal, algo que los trabajadores consideran esencial para brindar una atención adecuada.
Por su parte, los funcionarios de la UC han rechazado las acusaciones de tácticas de negociación injustas. Aseguran que han propuesto un aumento salarial a $25 por hora para todo el sistema a partir del 1 de julio de 2025. Sin embargo, culpan a los líderes sindicales por declarar un impasse en las negociaciones, a pesar de su disposición a continuar dialogando sobre los términos del contrato.
Este conflicto resalta la importancia de abordar las preocupaciones de los trabajadores de la salud, quienes son fundamentales en la atención a la comunidad y merecen condiciones laborales justas y dignas.