"Prefiero hablar de fútbol americano", dijo el jugador con sequedad cuando los periodistas insistieron sobre el Ferrari que condujo a 160 km/h en una zona residencial.
Detrás de la incomodidad, hay un patrón preocupante:
- Agosto 2023: Citatorio por exceso de velocidad días después de un partido como visitante.
- 2022: Volcó su Porsche tras un entrenamiento, lesionándose y perdiendo un partido.
- Desde 2017: Acumula ocho infracciones de tránsito, todas relacionadas con alta velocidad.
El tema se tornó incómodo cuando se le cuestionó sobre el ejemplo que da como líder.
"Ya respondí eso. Cambia la pregunta", espetó Garrett, cerrando el diálogo. Un contraste marcado con su actitud dentro del campo, donde según el entrenador
Kevin Stefanski,
"ha evolucionado como líder natural".
Entre los pasillos del vestuario, Garrett asume un rol protagónico:
- Negocia ajustes en los entrenamientos directamente con el cuerpo técnico.
- Exige mayor atención al detalle en cada jugada.
- Insiste en que "el equipo será tan fuerte como su eslabón más débil".
Sus números respaldan el discurso: 14
capturas en 2022 (tercero en la votación al Mejor Defensor) y un récord histórico: cuatro temporadas consecutivas con al menos 14
capturas, algo nunca visto desde que la
NFL las registra como estadística oficial. Una paradoja entre el descontrol al volante y la precisión quirúrgica para derribar quarterbacks.
Stefanski defiende su crecimiento: "Aprendió de cada compañero. Los jugadores confían en él". Mientras el Ferrari guarda polvo, Garrett pisa el acelerador en su nuevo reto: convertir a los Browns, que terminaron 3-14 la temporada pasada, en contendientes serios. El camino parece claro, siempre que no lo recorra a 160 km/h.
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