Un ataque masivo llevado a cabo por las Fuerzas Armadas de Rusia ha dejado a más de un millón de ucranianos sin electricidad, lo que ha generado una situación de emergencia en todo el país.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó el ataque de "indignante" y "horrible", y reiteró su apoyo a Ucrania en su defensa contra la agresión rusa. "Este ataque es indignante y sirve como otro recordatorio de la urgencia e importancia de apoyar al pueblo ucraniano en su defensa contra la agresión rusa", señaló en un comunicado.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, denunció que parte de los misiles portaban municiones de racimo, lo que complica significativamente la labor de los servicios de emergencia y de los operarios que buscan mitigar los daños provocados por los bombardeos. "Rusia sigue subestimando la valentía, la resistencia y la determinación del pueblo ucraniano", dijo Zelensky.
La ONG Amnistía Internacional condenó la ola de ataques perpetrada por Rusia y advirtió de que este tipo de bombardeos representan un crimen de guerra y sólo contribuyen a empeorar condiciones de vida que ya son "insufribles".
Los efectos del ataque han sido devastadores, especialmente en las regiones del oeste de Ucrania. 523.000 suscriptores en la región de Lviv están sin electricidad, informó el jefe regional Maksym Kozytskyi. Además, otros 280.000 habitantes se quedaron sin energía en la región de Rivne, y 215.000 más en Volyn.
La situación se vuelve aún más crítica a medida que las temperaturas caen a 0°C en muchas ciudades ucranianas. Los ingenieros de energía están trabajando para garantizar esquemas de suministro de energía de respaldo donde sea posible, indicó el Ministerio de Energía de Ucrania.