Pero también puede ser un punto de inflexión hacia un nuevo propósito. Para una mujer del norte de Texas, un diagnóstico inesperado se convirtió en una oportunidad para ayudar a otros.
Erica Cash, de 42 años, esposa y madre, trabajaba como secretaria en el Departamento de Emergencias de Texas Health Rockwall. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado el 1 de mayo, cuando se despertó en el suelo de su casa. Su marido la llevó rápidamente al hospital, donde los médicos descubrieron un tumor cerebral del tamaño de una pelota de tenis.
El Dr. Yoo Joo Hwang, uno de los médicos que trató a Cash, recuerda que "el siguiente paso es básicamente estabilizar su cerebro administrándole medicamentos para suprimir cualquier actividad convulsiva". La cirugía duró ocho horas, y se tomó una muestra para realizar una biopsia. Afortunadamente, el tumor no era canceroso, lo que significa que no necesitaba quimioterapia ni radioterapia.
A pesar del diagnóstico que le cambió la vida, Cash dice que solo una cosa pasaba por su mente: "Tengo que darme prisa y terminar porque en agosto empiezo la escuela de enfermería. Esa era mi principal preocupación". Después de tres meses de recuperación, pudo empezar la escuela de enfermería y terminarla. Ahora trabaja como enfermera vocacional con licencia en el mismo hospital en el que fue tratada: Texas Health Rockwall.
"Tengo la suerte de poder saber cómo se sienten mis pacientes", afirmó. "Me llevo eso conmigo cada vez que atiendo a un paciente". Su experiencia la ha llevado a ser más empática y comprensiva con sus pacientes, y a apreciar la importancia de la atención médica de calidad.
La historia de Cash es un recordatorio de que la vida puede ser impredecible, pero también puede ser una oportunidad para crecer y ayudar a otros. Su determinación y perseverancia la han llevado a convertirse en una enfermera vocacional con licencia, y a hacer una diferencia en la vida de sus pacientes.