Según Tony Quiroga, jefe policial en Örebro, las pandillas utilizan a menores de edad para proteger a los líderes. "Explotan a estos jóvenes sin piedad, dejándolos atrapados en un ciclo sin salida", dijo. Esto se debe a que, en Suecia, los menores de edad no pueden ser procesados penalmente, lo que los convierte en el objetivo perfecto para las pandillas.
Un caso reciente en la provincia de Varmland reveló que un niño de 11 años había recibido la promesa de 150,000 coronas suecas (aproximadamente 13,680 dólares) por cometer un asesinato. "Hermano, no puedo esperar mi primer cadáver", escribió el menor en Instagram. Su contacto, de 19 años, respondió: "Mantente motivado, ya llegará".
Este caso no es aislado. Suecia enfrenta un aumento alarmante en los homicidios relacionados con pandillas. En 2023, se registraron 53 muertes por tiroteos, muchos en espacios públicos y con víctimas inocentes. La cifra de menores involucrados en crímenes graves, como asesinatos o intentos de asesinato, pasó de 31 casos en 2023 a 102 en el mismo período de 2024, según datos de la scalía.
Las pandillas utilizan plataformas como Telegram y Snapchat para publicar "ofertas laborales". Según Johan Olsson, jefe del Departamento de Operaciones Nacionales, este modelo funciona como un mercado laboral ilegal. "Los jóvenes son reclutados para conflictos en los que no tienen ninguna conexión", explicó el criminólogo Sven Granath.
Los menores de edad reclutados suelen tener problemas escolares, de atención o antecedentes criminales. Algunos se sienten atraídos por la adrenalina, las sumas de dinero ofrecidas o el sentido de pertenencia. "Es increíblemente triste ver que estos chicos aspiran a convertirse en asesinos", lamenta Viktor Grewe, un exmiembro de pandillas que dejó la vida criminal a los 22 años.
Según un informe del Consejo Nacional de Prevención del Delito, una vez que los menores entran al círculo criminal, salir se vuelve casi imposible. "La mayoría no vive más allá de los 25 años", concluye Grewe.
Mientras tanto, las autoridades y voluntarios patrullan las calles intentando disuadir a los jóvenes de unirse a estas organizaciones. Sin embargo, la policía enfrenta un panorama desolador, ya que el pleito entre pandillas parece no tener fin.