Según fuentes cercanas a las conversaciones, el equipo de transición de Donald Trump había iniciado negociaciones con varios países de la región para albergar a inmigrantes expulsados de Estados Unidos. "La idea era que países como las Bahamas, Panamá, las Islas Turcas y Caicos, y Granada recibieran a estos inmigrantes, en caso de que sus países de origen se negaran a aceptarlos", informó la cadena NBC News.
Los deportados que provienen de países como Venezuela, China y Cuba se quedarían en un limbo, ya que sus naciones no estarían dispuestas a recibirlos. Esta situación ha generado preocupación sobre el destino de estos inmigrantes, quienes podrían enfrentar condiciones de vulnerabilidad y desprotección.
El gobierno de Panamá respondió rápidamente a las especulaciones, emitiendo un comunicado oficial en el que dejó en claro su posición. En el mensaje, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá indicó que no tiene la obligación de recibir deportados que no sean de nacionalidad panameña. Además, resaltaron que no han recibido ninguna comunicación oficial o informal sobre la propuesta de Estados Unidos.
La Cancillería panameña subrayó que su misión principal es proteger los intereses de la República de Panamá y cumplir con el derecho internacional, sin verse forzada a aceptar inmigrantes deportados de otros países. Este rechazo no es un hecho aislado. En 2019, el gobierno de Panamá también se negó a firmar un acuerdo con Estados Unidos que lo convertiría en un "tercer país seguro", lo que habría implicado acoger a solicitantes de asilo que querían ingresar a Estados Unidos.
Por su parte, el gobierno de las Bahamas también se mostró firme en su postura, rechazando rotundamente la idea de recibir vuelos de deportación. A través de un comunicado, el primer ministro de Bahamas, Philip Davis, afirmó que el país no cuenta con los recursos necesarios para acoger a más inmigrantes, y enfatizó que la propuesta fue revisada y rechazada sin lugar a debate adicional.
Desde entonces, según el comunicado, no ha habido más conversaciones entre el equipo de transición de Trump y el gobierno bahameño. Este rechazo plantea un desafío adicional para la administración de Trump, que está buscando alternativas para manejar la crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos.
Algunos de los países que podrían verse presionados a aceptar deportados son:
- México
- Países de Centroamérica