Los investigadores de la Universidad de Texas y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) llevaron a cabo el estudio, que se publicó en la revista iScience. Los resultados han generado gran preocupación entre los científicos, ya que el fentanilo, un opioide altamente peligroso, está vinculado a un aumento de muertes por sobredosis en humanos. Un total de 30 delfines dieron positivo a estos compuestos, lo que sugiere que la presencia de estos compuestos en su sistema podría tener implicaciones para la cadena alimentaria, incluida la salud humana.
La grasa corporal de los delfines, rica en lípidos, sirve como un reservorio de contaminantes, lo que hace que estos mamíferos sean indicadores clave de la calidad del agua y de los contaminantes presentes en el entorno marino. Sin embargo, aún no se puede precisar el origen exacto de la exposición a estos medicamentos, y los estudios continúan para determinar si el fentanilo y otros fármacos provienen de fuentes terrestres, como desechos industriales o el vertido ilegal de drogas, o si están siendo absorbidos por los delfines de sus fuentes de alimento.
Los expertos instan a continuar con la investigación para identificar las fuentes de esta contaminación y mitigar los riesgos tanto para los animales marinos como para los seres humanos, quienes, a través de la cadena alimentaria, podrían estar expuestos a los mismos compuestos. Los posibles efectos a largo plazo de la exposición a estos químicos en los delfines incluyen alteraciones en su comportamiento y funciones reproductivas, lo que podría tener un impacto significativo en la salud general del ecosistema marino.
Este hallazgo abre la puerta a más estudios sobre la presencia de fármacos y otros contaminantes en los océanos y su potencial impacto en la vida marina. Los científicos destacan la importancia de continuar investigando para entender mejor la contaminación química en los océanos y sus efectos en la fauna marina.