Esta medida forma parte de una estrategia de ahorro de 2,3 mil millones de dólares, según informaron autoridades locales.
El cierre de estos refugios se produce en un contexto de reducción de las llegadas de migrantes, que han caído a su nivel más bajo en 17 meses. Esto ha permitido a la ciudad ajustar su capacidad de alojamiento. El sistema, que llegó a albergar a más de 70,000 migrantes en enero de 2024, ahora acoge a alrededor de 55,000 personas en unas 200 instalaciones.
Entre los refugios que cerrarán se encuentra la polémica instalación de Floyd Bennett Field, ubicada en un antiguo aeródromo de Brooklyn. "Gracias a nuestras estrategias de manejo inteligente, hemos dado un giro. Esta nueva serie de cierres es una prueba más de que estamos gestionando esta crisis mejor que cualquier otra ciudad en la nación", expresó el alcalde Eric Adams en un comunicado.
El cierre de Floyd Bennett Field está programado para el 15 de enero, mientras que otros refugios en diversos puntos de la ciudad también cesarán operaciones en las próximas semanas. La reducción de las llegadas de migrantes ha sido significativa, con solo 500 migrantes registrados durante la primera semana de diciembre, una caída importante en comparación con el pico de 3,450 registrados semanalmente en enero.
La medida ha generado reacciones encontradas, tanto a nivel local como en el ámbito nacional. Organizaciones como Legal Aid Society y Coalition for the Homeless han señalado que la falta de una planificación adecuada para las familias afectadas podría generar nuevos problemas. Activistas temen que el proceso de reubicación sea abrupto y que las familias se enfrenten a un futuro incierto.
La administración de Nueva York ha restado importancia a estas preocupaciones, enfocándose en la necesidad de optimizar los recursos disponibles ante la disminución de la cantidad de migrantes. Otras ciudades importantes, como Chicago y Denver, también han reducido su capacidad para albergar migrantes debido a la caída en las llegadas.
La tendencia se ha visto favorecida por las políticas migratorias de la administración Biden, que incluyeron restricciones adicionales en junio de 2024. Sin embargo, la medida ha sido objeto de críticas por parte de grupos de defensa de los derechos humanos.
Algunos migrantes, como Mariama Barry, una mujer que escapó de Guinea, expresan su temor ante la posibilidad de que las futuras políticas migratorias federales amenacen su seguridad y la de sus hijos. La situación sigue siendo incierta, y la ciudad de Nueva York se enfrenta a un nuevo capítulo en su gestión de la crisis migratoria.