Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano, y miembro del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, ha realizado una estimación audaz. Según su análisis, la administración Trump podría deportar a cerca de 150,000 personas de México y Centroamérica con estatus migratorio irregular.
De esta cifra, aproximadamente 65,000 serían mexicanos, según sus cálculos presentados en el foro "Trump 2.0: Perspectivas y desafíos para Centroamérica, Cuba y Venezuela", organizado por Expediente Abierto y Gobierno y Análisis Político. Orozco enfatiza que esta proyección, aunque significativa, se considera "conservadora".
¿Por qué una estimación tan "conservadora"? Orozco señala tres factores clave: la disponibilidad de recursos humanos y económicos para llevar a cabo las deportaciones; la heterogeneidad del equipo de Trump, con una postura mayoritariamente punitiva hacia la migración irregular; y el enorme desafío logístico que representa gestionar la ola migratoria de los últimos años.
El experto destaca que los últimos cuatro años han visto la entrada irregular a Estados Unidos de cerca de 12 millones de personas, incluyendo un gran número de migrantes de Cuba, Venezuela, Haití, Ucrania, Rusia y China. “Serán ese último grupo de migrantes (los no tradicionales) los que están en mayor riesgo de deportación,” afirma Orozco.
Además de los migrantes irregulares tradicionales, Orozco identifica otros grupos vulnerables: aquellos beneficiados por el programa de alivio humanitario "Parole" (cerca de un millón de personas), quienes podrían ser deportados si no ajustan su estatus; quienes han solicitado asilo y se les ha negado (más de un millón); y aquellos bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS) (casi un millón).
La complejidad se incrementa al considerar la procedencia de muchos de estos migrantes, provenientes de países con regímenes políticos autoritarios. Orozco plantea la paradoja de conciliar una política exterior antidictatorial con una postura proteccionista en materia migratoria.
Finalmente, Orozco subraya la necesidad de mano de obra barata en la economía estadounidense, un factor que podría influir en las decisiones políticas en el futuro.