Pero la presión en Wall Street ha alcanzado niveles alarmantes. El uso de medicamentos como Adderall y Vyvanse, inicialmente diseñados para tratar el TDAH, se ha expandido entre los jóvenes banqueros, convirtiéndose en una preocupante tendencia. Este fenómeno, descrito en un reciente artículo de The Wall Street Journal, ha generado una ola de debates sobre la salud mental y las condiciones laborales en el sector financiero.
El fácil acceso a estos fármacos, gracias al auge de las clínicas privadas y la telemedicina, es un factor clave. Médicos como Edward Fruitman, psiquiatra y fundador de Trifecta Health, lo señalan como una respuesta directa a las jornadas laborales extenuantes, de hasta 90 horas semanales, que son la norma en muchos casos.
El testimonio de Mark Moran, ex interno en Credit Suisse, ilustra la espiral de la dependencia. Un diagnóstico rápido de TDAH en una clínica privada, una receta de Adderall para concentrarse en tareas “mundanas” y, posteriormente, una adicción que él mismo describe con la frase: “Te vuelves adicto para poder trabajar”.
Sin embargo, la historia de Moran no es un caso aislado. Jonah Frey, otro ex banquero, sufrió pérdida de peso, insomnio y una profunda desconexión con su entorno a causa del uso constante de Adderall. Su experiencia refleja los riesgos asociados a la búsqueda de una solución rápida a la presión laboral.
La situación no se limita a Adderall. El consumo excesivo de cafeína y el uso de productos de nicotina, como Zyn, con niveles equivalentes a fumar varios paquetes de cigarrillos al día en algunos casos, son otras prácticas que buscan mantener la productividad. El psiquiatra Samuel Glazer alerta sobre la normalización de estas conductas y sus devastadoras consecuencias a largo plazo.
La cultura de las largas jornadas y la feroz competencia por ascensos y bonificaciones crean un ambiente propicio para estas conductas de riesgo. A pesar de algunas promesas de mejora por parte de algunas firmas financieras, la realidad es que la presión sigue latente. La muerte de un banquero en 2023, a causa de una mezcla de fentanilo y alcohol, es un triste recordatorio de los riesgos de la búsqueda de ventajas competitivas por vías ilegales o poco saludables.
La situación demanda una profunda reflexión sobre el equilibrio entre la productividad y el bienestar de los trabajadores, así como un análisis crítico de las prácticas laborales dentro del sector financiero y su impacto en la salud física y mental de sus empleados.