El regreso de Donald Trump a la presidencia, ocho años después de su primer mandato, está generando una serie de acercamientos sorprendentes. Figuras que en el pasado fueron sus más férreos críticos, ahora parecen mostrar una actitud más conciliadora.
Nombres como Jeff Bezos de Amazon, Mark Zuckerberg de Meta, y Sam Altman de OpenAI, han realizado donaciones millonarias para la ceremonia de investidura, programada para el 20 de enero. Este gesto contrasta fuertemente con el ambiente hostil que caracterizó el inicio del primer mandato de Trump.
Incluso Shou Zi Chew, CEO de TikTok, se reunió con Trump en Mar-a-Lago. Recordemos que durante el primer mandato, Trump intentó prohibir la operación de TikTok en Estados Unidos, considerándola un riesgo para la seguridad nacional. Ahora, sin embargo, se opone a la actual iniciativa del gobierno de Biden para prohibir la plataforma, argumentando que beneficiaría a Facebook, empresa a la que Trump acusa de contribuir a su derrota en 2020. "Esto es un cambio de paradigma," comentan expertos en relaciones internacionales.
La lista de acercamientos no termina ahí. Zuckerberg, cuya plataforma vetó a Trump tras el asalto al Capitolio en 2021, cenó con él en Mar-a-Lago. Sundar Pichai, director de Google, también planea una reunión. La presencia de importantes ejecutivos empresariales en la Bolsa de Nueva York durante la celebración de Trump como "Persona del Año" por la revista Time, es otro indicativo de este cambio de rumbo. "Esperamos trabajar juntos para promover el éxito y la prosperidad de Estados Unidos para todos," declaró Marc Benioff, CEO de Salesforce y propietario de Time.
Este cambio de actitud no se limita al sector empresarial. Joe Scarborough y Mika Brzezinski, presentadores de MSNBC, visitaron Mar-a-Lago para reunirse con Trump. "Es hora de hacer algo diferente," afirmó Brzezinski, "y eso comienza no solo hablando de Donald Trump, sino hablando con él." ABC News, propiedad de Disney, llegó a un acuerdo de 15 millones de dólares con Trump para resolver una demanda por difamación, un hecho que algunos analistas interpretan como un cálculo estratégico para evitar una batalla legal prolongada.
En el ámbito político, la situación es similar. Senadores republicanos que antes se mostraron reticentes a confirmar algunos nombramientos de Trump, ahora parecen más dispuestos a cooperar. Incluso algunos demócratas, como el senador John Fetterman, han expresado su apoyo a ciertas nominaciones. Bernie Sanders incluso sugirió su posible apoyo a la nominación de Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud.
Este panorama contrasta radicalmente con la situación de 2017, cuando millones salieron a las calles a protestar contra la llegada de Trump al poder. Empresas cortaron vínculos con él tras el asalto al Capitolio. Este año, la resistencia parece menos perceptible, al menos por ahora. Aunque algunos demócratas, como la congresista Jasmine Crockett, han anunciado que no asistirán a la ceremonia de investidura, el optimismo en el entorno de Trump es palpable.
La resistencia podría resurgir una vez que Trump comience a implementar su agenda política. Pero por el momento, el panorama es uno de acercamientos inesperados y una dinámica política notablemente diferente a la de hace ocho años.