En marzo de ese año, el Papa Francisco realizó un viaje histórico a Irak, el primero de un pontífice a ese país. Esta visita, aparentemente llena de simbolismo religioso, estuvo rodeada de un secretismo que solo ahora, gracias a extractos de su autobiografía “Spera” (a publicarse en enero de 2025), comienza a aclararse. La información, adelantada por el diario Il Corriere della Sera, revela detalles impactantes.
El viaje, según el propio Papa, fue desaconsejado por todos. “Aquel viaje me fue desaconsejado por todos (…) Pero yo quería ir hasta el final, sentía que debía”, confiesa. Su motivación, según sus palabras, era la de “ir a ver a nuestro abuelo Abraham”, un gesto simbólico de unidad entre las tres religiones monoteístas.
Pero la dimensión espiritual del viaje se vio eclipsada por una amenaza real y tangible: dos intentos de atentado contra el Papa. La Gendarmería Vaticana recibió información crucial de los servicios secretos británicos sobre estos planes. Los detalles son escalofriantes:
- Una mujer con explosivos, una joven terrorista suicida, con destino a Mosul.
- Una furgoneta que se dirigía a gran velocidad con la misma intención.
A pesar del riesgo, el viaje continuó. El Papa visitó Nayaf, la ciudad santa del Islam chiíta, y se reunió con el ayatolá Ali al Sistani, un encuentro histórico preparado por décadas por la Santa Sede. “Aquel encuentro con el Gran Ayatolá Ali al-Sistani se preparaba por la Santa Sede desde hacía décadas, sin que ninguno de mis antecesores lograra culminarlo”, afirma el Papa.
Tras la visita, el Papa preguntó por el estado de los atacantes. La respuesta del comandante de la Gendarmería fue contundente y reveladora: “ya no están”. La policía iraquí los había interceptado y eliminado. Un final dramático que, según el Papa, representa “un fruto envenenado de la guerra”.
El viaje a Irak del Papa Francisco en 2021, más allá del simbolismo religioso, revela una realidad compleja de riesgos y amenazas en un contexto geopolítico inestable. Un viaje que, a la luz de estos nuevos datos, adquiere una dimensión histórica aún mayor.