En el centro de la controversia se encuentra la propuesta del entonces presidente electo, Donald Trump, anunciada a finales de noviembre. Su plan imponía un arancel del 25% a todos los bienes importados de México y Canadá, incluyendo el petróleo. Esta medida, según analistas, podría generar una disrupción en la cadena de suministro de combustible de Estados Unidos.
Según Andrew Lipow, presidente de Lipow Oil Associates, "el arancel del 25% podría resultar en un aumento de 40 centavos por galón de gasolina". Este incremento impactaría especialmente a la costa este, altamente dependiente de las importaciones de petróleo.
La dependencia de Estados Unidos de Canadá y México para el suministro de petróleo es crucial. Estos países aportan más de la mitad de las importaciones de petróleo a Estados Unidos, con Canadá representando más del 50%. Esta realidad hace que la propuesta de aranceles sea aún más significativa.
Tom Kloza, jefe global de análisis de energía en el Oil Price Information Service, coincide en que los aranceles provocarían un "shock de precios a corto plazo", aunque la adaptación podría ser difícil y generaría incrementos de precio notables.
El propio Trump reconoció la posibilidad de aumentos de precios, un escenario que contradice sus promesas de reducir los costos para los consumidores. Esta situación crea un dilema político, ya que la medida choca directamente con sus promesas de campaña.
El impacto no sería uniforme. Se espera que el Midwest, particularmente estados como Michigan, Wisconsin y Minnesota, cerca de la frontera canadiense, sufran las consecuencias más fuertes debido a su alta dependencia del petróleo canadiense.
Si bien Kloza sugiere que el aumento de precios podría ser temporal, Lipow advierte sobre la falta de infraestructura para transportar petróleo desde otras fuentes, un factor que podría exacerbar la situación a corto plazo. La posibilidad de un aumento significativo en la producción nacional de petróleo, aunque planteada, es limitada debido a la naturaleza privada de las empresas petroleras.
En resumen, la propuesta de aranceles plantea un escenario complejo con consecuencias aún por determinar totalmente en el mercado petrolero estadounidense, impactando directamente en el consumidor final y generando incertidumbre en el sector energético.