Esta vez, el foco se centra en las consecuencias de un evento que marcó un antes y un después en la historia reciente del país.
En el centro de la controversia se encuentra la figura de Liz Cheney, ex representante republicana. Su rol en la investigación del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, la ha situado en la mira de sus antiguos aliados. El informe de 128 páginas, resultado de una investigación interna del partido republicano, apunta a ella como la principal responsable de las acciones emprendidas durante la investigación.
El documento, publicado el martes, concluye que Cheney debería ser procesada. Esta decisión se interpreta como una demostración de fuerza por parte del partido, respondiendo al deseo de Donald Trump de castigar a quienes considera sus enemigos. “Hasta que no rindamos cuentas a los responsables y reformemos nuestras instituciones, no recuperaremos completamente la confianza”, escribió Barry Loudermilk, presidente del Comité de Administración de la Cámara de Representantes.
Este informe llega en un momento crucial. Trump se prepara para su regreso a la Casa Blanca y ya trabaja en la conformación de su gabinete. Entre los nombres que suenan con fuerza, destaca el de Kash Patel como Director del FBI, una designación que refuerza la idea de una administración enfocada en la retribución. A esto se suma la promesa de Trump de indultar a personas condenadas por su participación en los disturbios del Capitolio.
El informe reitera la narrativa republicana que exculpa a Trump de la responsabilidad por el ataque al Capitolio. Es importante recordar que el Departamento de Justicia ha procesado a unas 1,500 personas, incluyendo líderes de grupos como los Oath Keepers y los Proud Boys. También se presentaron cargos criminales contra Trump, incluyendo conspiración para subvertir la elección, pero el fiscal especial Jack Smith desestimó el caso antes de la toma de posesión, en cumplimiento de las directrices que impiden procesar a un presidente en funciones.
La publicación de este informe, sin duda, intensifica las tensiones políticas en Estados Unidos y redefine el panorama político en la antesala de una nueva administración.