Pero antes de sacar conclusiones apresuradas, hay algo crucial que debes saber.
El FBI, la FAA y, sorprendentemente, incluso el Pentágono, han emitido advertencias conjuntas. No dispares a los drones. Esta no es una recomendación, es una instrucción con implicaciones legales y de seguridad sumamente serias. ¿La razón? Es mucho más compleja de lo que podrías imaginar.
“Poner en peligro la vida de otras personas no es la solución,” declaró Nelson Delgado del FBI en Newark a NBC News. Esta declaración no es un comentario aislado. Expertos como Rick Smith, fundador de Axon, señalan que disparar a un dron podría convertirlo en un proyectil impredecible, con un potencial devastador: “Un dron de gran tamaño que se estrella en tierra puede causar daños severos.” La posibilidad de lesiones graves, o incluso muertes, es real.
El peligro no se limita a la fuerza bruta. Vijay Kumar, decano de ingeniería de la Universidad de Pensilvania, añade otro factor preocupante: la imprecisión. “Intentar derribar pequeños objetos oscuros en el cielo nocturno puede llevar a accidentes que pongan en peligro a terceros,” advirtió a CNN. Imagina un dron cayendo sobre un área boscosa y desencadenando un incendio.
Las consecuencias legales son igualmente contundentes. La FAA es clara: disparar a cualquier aeronave, incluyendo drones, es ilegal y puede conllevar penas de hasta 20 años de prisión, además de multas civiles. Andrew Stengel, abogado y exfiscal de Nueva York, amplifica este punto: “Si dañas un dron legítimo y esto causa una lesión, podrías incluso ser responsable de homicidio involuntario.”
A pesar de la ola de especulaciones alimentada por las redes sociales —incluyendo comentarios como el del presidente electo Donald Trump en Truth Social, instando a derribarlos— las autoridades enfatizan: no hay evidencia de que estos drones representen una amenaza a la seguridad nacional. El general Patrick Ryder, portavoz del Pentágono, ha afirmado que no existe relación entre estos avistamientos y programas gubernamentales experimentales.
El FBI de Newark ha remarcado la importancia de la identificación precisa, ya que los UAS son frecuentemente confundidos con otros objetos en el cielo. La ansiedad colectiva ha generado una respuesta con consecuencias inesperadas, demostrando que la reacción impulsiva puede ser tan peligrosa como el evento mismo que la provoca.