El proyecto de presupuesto parcial que los republicanos buscan aprobar antes de la medianoche del viernes para evitar un cierre gubernamental ha desatado una ola de críticas. En el ojo del huracán se encuentra Elon Musk, recién nombrado director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) por el presidente electo Donald Trump.
Musk, a través de su red social X, ha calificado el proyecto de ley de un "derroche sin precedentes". Acompañando su mensaje, una fotografía de las 1547 páginas del documento ilustra la magnitud del debate. Su departamento, el DOGE, ha listado algunos puntos especialmente cuestionables:
- Aumento salarial para miembros del Congreso: De $174,000 a $243,000 anuales.
- Nuevo estadio de fútbol en Washington D.C.
- 72 páginas dedicadas a la "Preparación y Respuesta ante Pandemias".
- Renovación del "Global Engagement Center", actualmente bajo demanda por censura.
- Más de $100,000 millones en ayudas por los huracanes Helene y Milton.
- Cerca de $10,000 millones en apoyo a agricultores.
La oposición al proyecto no se limita a Musk. Dentro del partido Republicano, figuras como Tim Burchett y John Kennedy han expresado sus reservas, describiendo el proyecto como excesivo y poco transparente. La decisión final del Congreso está a punto de tomarse. La presión es máxima, y el futuro de este proyecto –y quizás el inicio del mandato Trump- pende de un hilo en estas horas cruciales antes de Navidad.