Aunque la vida continúa con su ritmo habitual, ciertos sucesos merecen nuestra atención, pues impactan la salud pública y la economía a gran escala.
El gobernador Gavin Newsom declaró el estado de emergencia en California. Este anuncio, aunque distante geográficamente, no es un asunto menor. La razón: la propagación del virus de la influenza aviar H5N1. Desde agosto, 645 hatos lecheros en California se han visto afectados, una cifra alarmante que representa una fracción significativa de los 865 casos a nivel nacional desde marzo, cuando se detectó por primera vez el brote en Texas.
El factor que catapulta la preocupación a un nivel superior es la confirmación del primer caso de enfermedad grave por influenza aviar en Estados Unidos. Este caso, localizado en Luisiana, presenta síntomas severos en un paciente hospitalizado. "Las autoridades federales no han revelado detalles del paciente, remitiendo todas las consultas al Departamento de Salud Pública de Luisiana", lo cual añade un velo de incertidumbre a la situación.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que 61 personas en Estados Unidos se han infectado con el H5N1 desde marzo, la mayoría en granjas lecheras o avícolas. En la mayoría de los casos se presentaron síntomas leves, como conjuntivitis e irritación respiratoria superior. En California, 34 personas han resultado infectadas, con una excepción: un niño en el condado de Alameda, donde se desconoce el origen de la infección. También hubo un caso sospechoso en un menor del condado de Marin que consumió leche cruda contaminada, aunque no se pudo confirmar la enfermedad.
Se han detectado dos cepas del virus H5N1. La cepa D1.1, presente en el caso de Luisiana, está circulando en aves silvestres y también fue la detectada en un adolescente canadiense hospitalizado en noviembre con enfermedad grave. Por otro lado, la cepa B3.13 es la que afecta principalmente a las vacas lecheras. El CDC, liderado por Demetre Daskalakis, director del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias, está investigando a los contactos del paciente de Luisiana y realizando análisis genéticos adicionales para determinar posibles cambios en el virus. "Estas investigaciones adicionales nos ayudan a identificar cambios preocupantes en el virus, incluidos cambios que indicarían una mayor capacidad para infectar a los humanos, una mayor capacidad de transmisión de persona a persona, o cambios que indicarían que los diagnósticos, tratamientos antivirales o vacunas candidatas actualmente disponibles podrían ser menos efectivos," explicó Daskalakis.
Investigaciones previas revelan que una sola mutación podría permitir una transmisión eficiente del B3.13 entre personas. La cepa D1.1, según Richard Webby, director del Centro Colaborador de la OMS para Estudios sobre la Ecología de la Influenza en Animales y Aves, genera cierta preocupación, aunque no se sabe con certeza si evolucionará de manera diferente.
A pesar de la gravedad de la situación, el CDC afirma que el riesgo para la población general sigue siendo bajo. La respuesta del gobierno de California, con el establecimiento de un sistema de prueba y monitoreo a gran escala, es una medida preventiva crucial. La situación permanece bajo constante vigilancia, con una atención cuidadosa a los desarrollos y los análisis científicos que se realizan.