Andrew, de 38 años, y su hermano menor, Tristan, de 36, se encuentran en el ojo del huracán. No solo enfrentan acusaciones criminales en Rumania y el Reino Unido por tráfico de personas y otros delitos – incluyendo acusaciones de violación y trata de personas entre 2012 y 2015 por parte de la policía británica – sino que ahora también se enfrentan a las consecuencias de una disputa fiscal.
La policía de Devon y Cornwall ganó un caso en el Tribunal de Magistrados de Westminster contra los hermanos Tate. Se les acusa de evasión fiscal "serial", sin haber pagado impuestos sobre £21 millones (€25.4 millones) en ganancias entre 2014 y 2022, provenientes de sus negocios online como Cobra Tate, OnlyFans, Hustlers' University y War Room. Como resultado, se les han embargado £2.6 millones (€3.1 millones) de siete cuentas bancarias congeladas.
El magistrado jefe, Paul Goldspring, declaró que los hermanos habían incurrido en un "fraude directo" a las autoridades fiscales británicas. “Estoy convencido, en base a las probabilidades, de que han participado en una conducta deliberada y prolongada para evadir sus impuestos”, sentenció Goldspring. Añadió que "ni siquiera se habían registrado para pagar o declarar impuestos, personales o de otro tipo, y mucho menos habían pagado algún impuesto."
Andrew Tate, en respuesta a la decisión del tribunal, declaró: “Esto no es justicia; es un ataque coordinado contra cualquiera que se atreva a desafiar el sistema.” En una serie de tweets, expresó su descontento, alegando que las autoridades lo auditan por su influencia y poder.
El caso subraya los riesgos legales y fiscales asociados a la generación de ingresos a través de las redes sociales, especialmente cuando se trata de figuras públicas con una gran influencia en sus seguidores. La audiencia pública de este año incluyó una declaración de la abogada Sarah Clarke, citando un video online donde Andrew Tate admite haberse negado a pagar impuestos mientras vivía en Inglaterra. La extradición de los hermanos al Reino Unido está pendiente de que concluyan los procedimientos en Rumania.
Además, la situación ha generado una alarma en la policía británica, con la oficial Maggie Blyth alertando sobre el peligro de la radicalización de jóvenes hacia la misoginia extrema por parte de influencers como Andrew Tate, un asunto considerado como una "emergencia nacional" por el Consejo Nacional de Jefes de Policía del Reino Unido.