La Administración Federal de Aviación (FAA), ante la incertidumbre, tomó una decisión drástica: prohibió temporalmente los vuelos de drones en 22 áreas de Nueva Jersey, específicamente aquellas donde se ubica infraestructura crítica. Esta medida, efectiva hasta el 17 de enero, se tomó a solicitud de agencias federales de seguridad, incluyendo el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional.
Las investigaciones, aunque intensivas, aún no arrojan resultados concluyentes sobre el origen de los drones. Según declaraciones oficiales, muchos de los avistamientos reportados corresponden a aeronaves tripuladas, helicópteros, estrellas e incluso drones con autorización de vuelo. El Presidente Biden, en una breve declaración, señaló que “hay muchos drones autorizados. Estamos siguiendo esto de cerca. Hasta ahora, no hay sensación de peligro.”
A pesar del optimismo presidencial, la inquietud persiste. Gobernadores y legisladores estatales presionan por mayores facultades para regular el espacio aéreo y, en algunos casos, incluso para derribar drones sospechosos. El gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, mencionó la existencia de equipo de detección de drones proporcionado por el gobierno federal, aunque se abstuvo de detallar sus capacidades, limitándose a afirmar que son “potentes y podrían incluso desactivar los drones, aunque eso no es legal en suelo estadounidense.”
Entre los lugares donde se han registrado más avistamientos se encuentran las cercanías del Arsenal de Picatinny, una instalación militar de investigación y manufactura, y el campo de golf del presidente electo, Donald Trump, en Bedminster.
La situación ha generado un debate acalorado. Mientras el vocero de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, asegura que “no se han identificado riesgos para la seguridad pública o nacional,” Trump, por su parte, ha pedido en redes sociales que el gobierno actúe con más contundencia e incluso que se derriben los drones. En este clima de incertidumbre, las autoridades advierten sobre los riesgos de apuntar láseres a los drones, una práctica que ya ha causado incidentes con pilotos de aeronaves.
La proliferación de teorías conspirativas en internet no se hace esperar. Se especula con la participación de agentes extranjeros o incluso con operaciones encubiertas del gobierno estadounidense. Sin embargo, el Pentágono ha desmentido rotundamente estas hipótesis, asegurando que el Departamento de Defensa no está operando estos drones y que tampoco existen operaciones militares en la zona.
Paralelamente, la actividad de drones ha generado interrupciones en el tráfico aéreo, incluyendo el cierre temporal de pistas en aeropuertos como el Stewart International Airport en Nueva York y el Wright-Patterson Air Force Base en Ohio. Los incidentes han derivado incluso en arrestos, como el de dos hombres en Boston acusados de sobrevolar el Aeropuerto Internacional Logan con un dron.
En el Congreso, un proyecto de ley que busca ampliar las facultades federales para rastrear y desactivar drones se encuentra pendiente de aprobación. La propuesta incluye un programa piloto para que las fuerzas del orden estatales y locales puedan monitorear y desactivar drones bajo supervisión federal.