El expresidente Donald Trump, ahora presidente electo, ha intensificado su presión sobre el representante Chip Roy (R-Texas). La tensión, que se ha venido gestando, llegó a un nuevo nivel con una serie de publicaciones en Truth Social.
Trump acusa a Roy de "ponerse en el camino" de lo que él considera una "gran victoria republicana" en las negociaciones para aumentar el techo de la deuda, vinculándolo con la búsqueda de publicidad personal. El mensaje del expresidente es contundente: los obstruccionistas republicanos deben desaparecer.
En un mensaje posterior, Trump incluso expresa su esperanza de que surjan "retadores talentosos en el gran estado de Texas para enfrentarse a Chip en las primarias. ¡No tendrá ninguna oportunidad!". La amenaza se asemeja a la estrategia utilizada contra el representante Bob Good (R-Va.), quien perdió sus primarias este año tras apoyar a Ron DeSantis.
Roy, por su parte, respondió en X que no aumentará el techo de la deuda sin "recortes de gastos reales". Su postura, según sus propias palabras: "No voy a aumentar o suspender el techo de la deuda (acumulando más deuda) sin recortes de gastos significativos y reales adjuntos. He estado negociando con ese fin. Sin disculpas."
El apoyo a Roy llegó desde un sector inesperado: el ex vicepresidente Mike Pence, quien lo defendió en X calificándolo como "uno de los conservadores más íntegros de Washington DC" y agradeciendo su postura contra el gasto federal excesivo.
Este enfrentamiento no es nuevo. En 2023, Trump ya había sugerido que Roy debía enfrentar una primaria después de que éste respaldara a DeSantis, aunque para ese entonces el plazo de inscripción ya había pasado. A pesar de la presión, Roy ganó fácilmente la reelección en noviembre.
Mientras el debate se intensifica, la amenaza de un cierre del gobierno se cierne. Trump, en una declaración impactante, incluso llegó a sugerir que "Nuestro país está mucho mejor cerrando por un periodo de tiempo que aceptando lo que los demócratas quieren imponernos". La situación exige atención, ya que las consecuencias de una falta de acuerdo se extenderían más allá de la política.
En este contexto, el futuro de Roy y las implicaciones para el panorama político estadounidense permanecen en suspenso, con el reloj marcando el tiempo hasta el posible cierre gubernamental.