El foco de atención se centra en el presidente electo, Donald Trump, y su intento de consolidar su poder dentro del Partido Republicano. Su influencia, otrora indiscutible, parece estar enfrentando límites inesperados. Un evento clave fue la votación en la Cámara de Representantes sobre un proyecto de ley provisional de gastos, respaldado públicamente por Trump, que obtuvo el rechazo de 38 republicanos.
Este rechazo, a pesar de las amenazas de Trump y sus aliados de desafiar en primarias a los legisladores disidentes, pone de manifiesto una fractura interna dentro del partido. “Para muchos, era una pregunta constante: ¿quién se atrevería a desafiar a Trump? Ahora lo tenemos, aunque quizás no de la manera esperada,” comenta Matthew Bartlett, estratega republicano y miembro de la administración Trump.
La resistencia republicana se evidencia también en el Senado, donde un grupo de senadores se opuso a la nominación de Matt Gaetz como fiscal general, forzando su retiro. Esto, sumado a la elección de John Thune como líder de la bancada republicana en el Senado, en detrimento de Rick Scott (contrario a los deseos de Trump), ilustra la complejidad del panorama político.
El origen de la disidencia se encuentra en la histórica resistencia republicana a aumentar el techo de la deuda. Para muchos republicanos fiscalmente conservadores, como la Representante Kat Cammack (R-Fla.), “no se puede lograr reducir la deuda nacional de $35 billones suspendiendo el límite de deuda.” Otros legisladores, como el Representante Greg Lopez (R-Colo.) y Rich McCormick (R-Ga.), han expresado públicamente sus preocupaciones sobre el gasto excesivo y la necesidad de una gestión responsable de las finanzas públicas.
Mientras tanto, Trump, a través de su red social Truth Social, ha intentado desviar la responsabilidad de una posible suspensión del gobierno, atribuyéndola al presidente Joe Biden. Sin embargo, la situación ha generado inquietud entre algunos allegados a Trump, quienes temen que esta estrategia, similar a sus intentos fallidos de derogar el Obamacare, pueda afectar negativamente su agenda legislativa.
La situación es fluida y las próximas semanas serán decisivas para determinar el rumbo de la política estadounidense. El poder de Trump, al menos por ahora, parece estar sujeto a los límites de la cohesión interna de su propio partido.