El foco de atención está en Starbucks y sus trabajadores sindicalizados, representados por Starbucks Workers United. La disputa, que se remonta a meses atrás, ha escalado hasta el punto de desencadenar una huelga de cinco días, iniciada el viernes, en ciudades clave como Los Ángeles, Chicago y Seattle, con la amenaza de extenderse a cientos de tiendas a nivel nacional para Nochebuena.
El meollo del problema radica en la negociación colectiva. Según el sindicato, “Starbucks no ha cumplido con el compromiso asumido en febrero de llegar a un acuerdo laboral este año.” La falta de avances significativos en las negociaciones ha generado gran malestar entre los empleados. Además de un nuevo contrato, el sindicato exige la resolución de cientos de cargos por prácticas laborales injustas presentados ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales.
La situación se complica aún más al considerar el contraste entre la remuneración de la alta gerencia y la propuesta salarial para los baristas. Se menciona que el nuevo CEO, Brian Niccol, podría recibir “más de 100 millones de dólares en su primer año”, mientras que la empresa ofreció un paquete sin aumentos salariales para los baristas sindicalizados en el presente, con un aumento marginal del 1.5% para los próximos años. Lynne Fox, presidenta de Workers United, lo resume así: “Los baristas sindicalizados conocen su valor y no van a aceptar una propuesta que no los trate como verdaderos socios”.
Por su parte, Starbucks emitió un comunicado afirmando que “Workers United finalizó prematuramente una sesión de negociación esta semana” y que “están dispuestos a continuar las negociaciones para llegar a acuerdos. Necesitamos que el sindicato vuelva a la mesa de negociaciones.” La empresa destaca los beneficios que ofrece, incluyendo un salario y prestaciones que alcanzarían los 30 dólares por hora para baristas que trabajan al menos 20 horas semanales. Sin embargo, estas declaraciones no parecen haber apaciguado las tensiones.
Estas huelgas no son un hecho aislado. En noviembre, miles de trabajadores se declararon en huelga durante el Día del Vaso Rojo, y cientos más lo hicieron en junio para protestar por la prohibición de exhibiciones del Orgullo en algunas tiendas. A pesar de los acuerdos alcanzados previamente, la situación actual indica un estancamiento en las negociaciones entre ambas partes, dejando un panorama incierto para la temporada navideña. El futuro de estas negociaciones y el impacto en la operatividad de Starbucks en las próximas semanas permanecen en el aire.