La atmósfera era de calidez, de esos lazos que se forjan en instituciones pequeñas, donde todos se conocen. Pero el lunes, a las 10:57 a.m., una tragedia irrumpió en esa armonía. Un tiroteo en la Abundant Life School dejó un saldo desgarrador: la muerte de un alumno y un profesor, además de seis heridos. La noticia se extendió como un reguero de pólvora, dejando a la comunidad en shock y luto.
Las autoridades identificaron rápidamente a la responsable: Natalie Rupnow, una estudiante de 15 años de la propia escuela, quien falleció por una herida de bala autoinfligida. El jefe de policía, Shon F. Barnes, ofreció una conferencia de prensa, aunque escueta, declarando que “al parecer, el motivo fue una combinación de factores”, sin ahondar en detalles. La alcaldesa Satya Rhodes-Conway, por su parte, se limitó a afirmar que “no es en absoluto asunto de ustedes quién resultó herido en este incidente”. La falta de información oficial generó aún más incertidumbre.
La Abundant Life, fundada en 1978, había experimentado un rápido crecimiento en los últimos años, llegando a albergar cerca de 420 alumnos. Su popularidad se debía, según testimonios de padres, a su riguroso plan de estudios, sus equipos deportivos y un ambiente acogedor que fomentaba un fuerte sentido de comunidad. Un informe estatal de 2018 destacaba la calidez del personal: “El personal conoce bien a los alumnos y se dirigen a ellos con respeto”.
El martes, mientras se erigía un monumento improvisado frente a la escuela, las familias intentaban procesar lo ocurrido. Padres como Karl Gottschalk, con tres hijos en la institución, expresaban su incredulidad: “Nunca nos preocupó que ocurriera algo así porque se trata de una escuela religiosa muy pequeña”. Otros padres, como Michelet Jean-Charles, quien llegó desde Haití buscando una educación alineada con sus valores, compartían la misma conmoción y el sentimiento de vulnerabilidad ante la inesperada violencia.
La narrativa de Jason Johns, cuyo hija de 15 años estuvo presente durante el tiroteo, es particularmente desgarradora. Su hija describió el caos: “una serie de fuertes detonaciones… gritos… personas que caían al suelo… el profesor bajando las persianas y apagando las luces”. La experiencia dejó una profunda huella, aún sin saber con certeza si podrá volver a la escuela.
La investigación continúa, intentando esclarecer los detalles del ataque, incluyendo cómo la joven obtuvo el arma utilizada. Mientras tanto, la comunidad de Abundant Life se aferra a su fe y a su unidad, tratando de navegar este difícil periodo. La promesa de las festividades navideñas se ve ensombrecida por una tragedia que ha conmocionado a toda la ciudad de Madison.