El epicentro de la tensión residía en la figura de Donald Trump, quien, a pesar de no haber asumido aún la presidencia, ejercía una notable influencia en las negociaciones presupuestarias. Su principal demanda: un aumento inmediato en el límite de endeudamiento del gobierno. “Si no se incluye, entonces que los cierres ‘comiencen ahora’”, habría dicho Trump, según fuentes cercanas a las negociaciones.
En medio del caos, Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, libraba una batalla política. Su propuesta inicial, un ambicioso proyecto de ley de 1500 páginas que incluía aumentos salariales para legisladores, fue rechazada por Trump y su aliado, Elon Musk, quien ahora lidera el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental.
El tercer intento de Johnson resultó finalmente exitoso. El acuerdo, aprobado por un margen estrecho en ambas cámaras del Congreso, evita el cierre gubernamental hasta el 14 de marzo. Este plan incluye $100,000 millones de dólares en ayuda por desastres y $10,000 millones de dólares en asistencia agrícola, financiando al gobierno a los niveles actuales.
La aprobación del acuerdo, sin embargo, dejó tras de sí una estela de interrogantes sobre el liderazgo de Johnson. El republicano Andy Harris, por ejemplo, manifestó su desacuerdo con el gasto deficitario y su incertidumbre sobre el futuro del liderazgo republicano, uniéndose a otros miembros del partido en su descontento.
La victoria, aunque significativa, deja entrever una realidad política compleja. La estrecha mayoría republicana en el Congreso, 220-215, obliga al partido a depender de los votos demócratas para aprobar medidas básicas. La deuda federal, cercana a los 36 billones de dólares, y el aumento de los costos de endeudamiento, amenazan con eclipsar el gasto en seguridad nacional el próximo año.
La decisión de posponer la discusión sobre el límite de la deuda hasta el nuevo año, mientras se discuten paquetes de impuestos y de reformas fronterizas, es un indicador de la intrincada negociación política que se avecina. El poder de Trump, aunque demostrado en su influencia sobre el proceso, también ha mostrado sus límites, recordando la necesidad de coaliciones y concesiones para gobernar.
La aprobación final, con el presidente Joe Biden firmando la ley este sábado, marca un respiro temporal, pero deja abiertos diversos frentes para las negociaciones políticas en el futuro cercano.