Las fluctuaciones recientes en los precios del petróleo reflejan la complejidad de este escenario. El foco se centra en el precio del petróleo Brent, que se ubicaba en 72.77 dólares por barril, con una baja marginal del 0.23 por ciento, y el West Texas Intermediate (WTI), a 69.32 dólares, una disminución del 0.2 por ciento. Estas leves fluctuaciones suceden tras una semana de pérdidas significativas, con el Brent cayendo cerca del 2.1 por ciento y el WTI un 2.6 por ciento.
La semana pasada, la preocupación por un posible exceso de oferta en 2024, sumado a las inquietudes sobre el crecimiento económico mundial y la demanda de petróleo, presionaron a la baja los precios. Según analistas de Macquarie, se prevé un excedente que mantendría el precio promedio del Brent en 70.50 dólares por barril el próximo año, un valor inferior a la media de 79.64 dólares de 2023. Esta perspectiva, según el informe de diciembre de la firma, genera incertidumbre en el mercado.
Sin embargo, la tendencia a la baja se vio contrarrestada, al menos temporalmente, por datos positivos. Tony Sycamore, analista de mercados de IG, destaca el efecto del enfriamiento de la inflación en Estados Unidos, que alivió las preocupaciones de los inversores tras el recorte de tasas de interés por parte de la Reserva Federal. A esto se suma, según Sycamore, el "hecho de que el Senado estadounidense aprobara una ley para poner fin al breve cierre", contribuyendo a una mejora del ánimo inversor.
Pero la fortaleza del dólar, que llegó a máximos de dos años, revirtió las ganancias iniciales. Giovanni Staunovo, analista de UBS, afirma a Reuters que "los precios del crudo entregaron sus ganancias previas por el fortalecimiento del cambio del dólar." Este factor, junto con las perspectivas de sobreoferta, continúan moldeando el escenario actual del mercado petrolero.
El mercado energético continúa respondiendo a una intrincada red de variables, haciendo que la predicción de precios a futuro sea un desafío complejo y cambiante. La interacción entre política monetaria, datos macroeconómicos y la geopolítica global seguirá definiendo los movimientos del barril en los próximos meses.