En Estados Unidos, Eric Eng, fundador y CEO de AdmissionSight, una prestigiosa consultora de admisiones universitarias, ha observado un cambio significativo. Según "esta tendencia podría prolongarse por mucho tiempo", refiriéndose a la creciente adopción de políticas test-optional (opcionales) o incluso test-blind (ciegas a las pruebas) por parte de diversas universidades.
Más de 1,900 universidades en Estados Unidos han adoptado políticas test-optional, según un reporte de FairTest. Esto significa que los resultados de estas pruebas ya no son obligatorios para la admisión. Eng destaca que esta medida ha "derribado una barrera invisible que a menudo excluía a estudiantes desfavorecidos de bajos ingresos y estudiantes de color".
La crítica a los SAT y ACT radica en su presunto sesgo contra ciertos grupos. Se argumenta que estudiantes de familias con mayores recursos, capaces de costear costosos cursos de preparación, tienden a obtener mejores resultados. Este aspecto, sumado a la interrupción de los exámenes durante la pandemia, aceleró la transición hacia políticas más inclusivas.
Aunque la Universidad de California eliminó por completo los exámenes SAT y ACT de su proceso de admisión, adoptando una política test-blind, el 43% de los estudiantes aún presentaron sus resultados en el ciclo 2022-2023, según The Common App. Esta cifra, aunque menor a la del pasado (cerca del 80% antes de la pandemia), indica que la percepción del valor de estas pruebas persiste en muchos estudiantes y familias.
Sin embargo, la situación no es uniforme. La mitad de las universidades de la Ivy League ha reinstalado el requisito de presentar exámenes estandarizados. Yale, Dartmouth y Brown, seguidas recientemente por Harvard (para otoño 2025), han vuelto a exigir los resultados del SAT. Otras universidades de la Ivy League, como Columbia, Princeton, UPenn y Cornell, mantienen las políticas test-optional.
Para Eng, "las universidades quizá se dieron cuenta de que es difícil diferenciar a los estudiantes sin los resultados de las pruebas. Las calificaciones se han inflado enormemente en los últimos 20 años. Alrededor del 47% de los estudiantes de último año de preparatoria se gradúan con un promedio de A. Esto dificulta la evaluación de los estudiantes." Agrega que la ausencia de estos puntajes podría significar la pérdida de "miles de millones de dólares en becas universitarias".
La relevancia de los SAT y ACT en el proceso de admisión universitario es, por lo tanto, un tema complejo y en constante evolución. Si bien su importancia ha disminuido, siguen siendo un factor relevante en algunas instituciones y para acceder a becas. El futuro, según Eng, dependerá de cómo estudiantes y universidades se adapten al nuevo escenario.
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