El fin de semana, Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, hizo unas polémicas declaraciones a través de su plataforma Truth Social. En ellas, Trump expresaba su preocupación por las "tasas ridículas" que, según él, cobra Panamá por el uso del Canal, afirmando además que "nuestra Marina y comercio han sido amenazados de una forma muy injusta e imprudente".
Estas afirmaciones no han pasado desapercibidas. José Raúl Mulino, presidente de Panamá, respondió contundentemente a través de un video en X, rechazando de plano cualquier intento de menoscabar la soberanía panameña sobre el Canal. Mulino enfatizó que: "El canal no tiene control directo o indirecto ni de China, ni de la Comunidad Europea, ni de Estados Unidos o de cualquiera otra potencia".
Trump también denunció la creciente influencia china en la administración del canal, un punto que considera crucial para los intereses comerciales de Estados Unidos, ya que el canal facilita el transporte de mercancías entre el Atlántico y el Pacífico. En sus palabras: "Era exclusivamente para que Panamá los administrara, no China ni nadie más. ¡Nunca dejaríamos ni dejaremos que caiga en malas manos!". llegando incluso a amenazar con exigir la devolución del Canal a Estados Unidos si Panamá no garantiza su "operación segura, eficiente y confiable".
La respuesta de Panamá ha sido firme e inequívoca. El presidente Mulino ha exigido respeto para la nación panameña, reafirmando que: "cada metro cuadrado del canal de Panamá y sus zonas adyacentes es de Panamá y lo seguirá siendo. La soberanía e independencia de nuestro país no son negociables". A pesar de la tensión generada, Mulino expresó su deseo de mantener una "buena y respetuosa relación" con el futuro gobierno estadounidense.
El contexto histórico es importante. El Canal de Panamá, construido por Estados Unidos en 1914, fue transferido a Panamá en 1999, bajo el acuerdo firmado en 1977 por el presidente Jimmy Carter. Martín Torrijos, expresidente de Panamá (2004-2009), se sumó a las declaraciones de rechazo, calificando cualquier intento de arrebatar el control del canal como "una ofensa".
Las proyecciones económicas para Panamá también se ven afectadas. Se estima una reducción de ingresos para 2024 de hasta 200 millones de dólares, debido a las diversas afectaciones que ha sufrido el canal en los últimos meses. La situación continúa desarrollándose y se espera que las relaciones entre ambos países se mantengan bajo estricta vigilancia en los próximos meses.