Algo ligero, refrescante, que no compita con el sabor intenso de la cena navideña, pero que, a la vez, satisfaga ese antojo dulce después de un festín de pavo y romeritos. Este año, la solución podría ser más sencilla de lo que imaginas. Olvida recetas complejas y horas en la cocina. La clave está en una clásica, pero renovada, ensalada navideña de frutas.
Hablamos de una receta que aprovecha al máximo la frescura de la temporada. Y los protagonistas son, ni más ni menos, que:
- 850 gr de coctel de frutas: La base ideal, con una mezcla de sabores ya lista para usar.
- 1 lata de leche evaporada y 1 lata de leche condensada: El dúo perfecto para lograr la cremosidad y dulzura equilibradas.
- 226 gr de queso crema: Un toque inesperado que aporta textura y un sutil sabor ácido que contrasta maravillosamente con la dulzura de la fruta.
- ½ taza de pasas y ½ taza de nueces: Para añadir textura y un toque crujiente.
- ½ taza de fresas, ½ kg de uvas, 3 manzanas verdes y 3 manzanas rojas: Un toque de frescura extra, con la opción de adaptar las frutas a tu gusto y a lo que encuentres en el mercado.
La preparación es tan simple como "lavar, cortar y mezclar". Las fresas se cortan en cuartos, las uvas a la mitad y las manzanas en cubos pequeños (¡sin pelar si lo prefieres!). Luego, todo a un tazón grande. En la licuadora, se mezcla el queso crema con las leches hasta obtener una crema suave y homogénea. Finalmente, se integra esta crema a la mezcla de frutas, se refrigera por unas horas y… ¡listo!
Un postre que rinde bastante, ideal para compartir con la familia y amigos. Su sabor delicado y su textura cremosa hacen de esta ensalada una opción perfecta para cerrar la cena navideña con una nota dulce y refrescante, sin la pesadez de otros postres más elaborados. Una opción elegante y sencilla que se adapta perfectamente a cualquier mesa navideña.