El epicentro de esta controversia radica en la ley HB 3, impulsada por el gobernador Ron DeSantis y aprobada en marzo de 2024. Esta ley, que entró en vigor recientemente, prohíbe el acceso a redes sociales a menores de 14 años en el estado del sol.
Pero la cosa no termina ahí. Adolescentes de 14 y 15 años necesitarán el consentimiento explícito de sus padres o tutores para abrir cuentas en plataformas como Instagram, Facebook, y TikTok. Se trata de una medida drástica que ha desatado un verdadero tsunami en el mundo tecnológico.
La ley no solo establece la prohibición, sino también sanciones económicas considerables. Las empresas que incumplan enfrentan multas de hasta $50,000 dólares por cada violación. Para asegurarse del cumplimiento, se exige la implementación de sistemas de verificación de edad, incluyendo métodos como escaneos faciales.
Detrás de la ley está Paul Renner, quien en su momento, describió internet como un “callejón oscuro” donde los niños se enfrentan a riesgos como el “ciberacoso y la explotación sexual”, argumentando que las redes sociales contribuyen a “tasas más altas de depresión, autolesiones e incluso suicidio”.
Sin embargo, la medida no ha estado exenta de críticas. Organizaciones como la Asociación de la Industria de la Computación y las Comunicaciones (CCIA) y NetChoice, que representa a gigantes como Google y Meta, han presentado una demanda federal, argumentando que la ley viola la Primera Enmienda, “infringe los derechos de libertad de expresión tanto de menores como de adultos”, según Stephanie Joyce, vicepresidenta de la CCIA.
La demanda, actualmente en manos del juez de distrito Mark Wilson con una audiencia programada para febrero, ha llevado a una suspensión temporal de la aplicación de la ley, aunque la fiscal general de Florida, Ashley Moody, busca seguir adelante con la parte de la HB 3 que exige verificación de edad para sitios web con contenido para adultos.
La ley no especifica qué redes sociales están afectadas, pero menciona plataformas con “características adictivas” y algoritmos que facilitan la interacción con contenido de otros usuarios. Mientras que plataformas como YouTube y Facebook parecen estar dentro de la norma, servicios como Disney+ podrían quedar exentos.
El debate se centra en el equilibrio entre la protección infantil y los derechos digitales, posicionando a Florida en el ojo del huracán de una discusión que promete trascender las fronteras estatales.
Mientras la decisión judicial se acerca, las empresas tecnológicas se preparan para un posible cambio radical en la forma en que gestionan el acceso de los menores a sus plataformas, un cambio que redefine el panorama digital estadounidense.