Este año, la fecha cobrará una relevancia aún mayor. Porque el escenario político estadounidense se ha reconfigurado tras las elecciones de 2024. Donald Trump, tras una campaña marcada por la tensión y dos intentos de asesinato durante el verano, ha logrado una victoria sorpresiva sobre la vicepresidenta Kamala Harris.
Las encuestas apuntaban a una contienda reñida, un "duelo a muerte" electoral como lo calificaron algunos analistas. Sin embargo, el enfoque de Trump en temas como la inflación y la inmigración logró convencer a un número suficiente de votantes en estados clave. Su victoria fue contundente, a pesar del pronóstico inicial de una elección extremadamente cerrada.
El evento central, la ceremonia de investidura en el Capitolio de los Estados Unidos, incluirá la esperada toma de juramento. A eso del mediodía, el presidente electo pronunciará el juramento presidencial, tal como lo estipula el Artículo II, Sección I de la Constitución: "Juro solemnemente (o afirmo) que desempeñaré fielmente el cargo de Presidente de los Estados Unidos y que, hasta donde esté en mi capacidad, preservaré, protegeré y defenderé la Constitución de los Estados Unidos."
Previamente, el vicepresidente electo también prestará juramento, repitiendo una fórmula similar, un compromiso solemne con la Constitución y las leyes de la nación. La ceremonia estará organizada por el Comité Conjunto del Congreso para las Ceremonias de Inauguración, y se complementará con eventos previos y posteriores, como el desfile inaugural y los bailes inaugurales.
Más allá del acto protocolario, el 20 de enero de 2025 representará un nuevo capítulo en la historia política estadounidense, un capítulo que promete ser tan complejo y dinámico como los precedentes.