Los hospitales de grandes ciudades como Los Ángeles, Nueva York y Chicago reportan un aumento considerable en hospitalizaciones. Esta situación, descrita por expertos como una "cuádruple amenaza", o "cuadrúplica" como algunos prefieren llamarla, incluye un repunte preocupante de la influenza, COVID-19, VRS (virus sincicial respiratorio) y norovirus – el temido "vomito".
En el sur de California, muchos hospitales, a diferencia de otras zonas del país, nunca levantaron las medidas de uso obligatorio de cubrebocas tras la pandemia de COVID-19. Ahora, ante la creciente ola de contagios, más centros médicos están volviendo a implementar el uso obligatorio de mascarillas. El testimonio de Theo Ash, quien padeció norovirus, ilustra la intensidad de esta enfermedad: “Me atacó de repente en plena noche. Tuve que vomitar, y luego no paraba, no podía retener nada. Se propagó entre un grupo de nosotros. Yo lo cogí de mi novia, que lo había contraído en el trabajo.”
La situación se complica por la baja en las tasas de vacunación. Algunos expertos lo atribuyen a un "efecto secundario" de la pandemia, un "resaca COVID-19", que ha generado una cierta fatiga en torno a las medidas preventivas. El Dr. Andrew Jameson lo explica así: “Cada vez es más difícil hablar de vacunas con la gente. Estamos cansados de escuchar sobre virus respiratorios, pero la realidad es que siguen ahí. Uno no se da cuenta de lo grave que es hasta que lo sufre, así que animo a la gente: no es demasiado tarde.”
Mientras algunos grupos de salud, como el de Wisconsin, han anunciado el regreso del uso obligatorio de mascarillas a partir de la semana siguiente, la decisión de usarlas en lugares públicos sigue siendo, en gran parte del país, una elección personal. La prevención, recuerdan las autoridades, pasa también por medidas básicas como el lavado frecuente de manos y quedarse en casa en caso de enfermedad. La atención se centra ahora en frenar el avance de esta "cuadrúplica viral" y mitigar sus efectos en la población.