En este contexto, la reciente designación de Morgan Ortagus como subenviada presidencial especial para la paz en el Medio Oriente ha generado un gran revuelo. Ortagus, quien se desempeñó como portavoz del Departamento de Estado durante el primer mandato de Trump, cuenta con una amplia experiencia en seguridad nacional y política exterior. Su trayectoria incluye un trabajo como analista de inteligencia financiera en el Departamento del Tesoro y como agregada adjunta del Tesoro de EE. UU. en Arabia Saudita. Además, es oficial de inteligencia activa en la Reserva de la Marina de los EE. UU.
Pero lo interesante no se limita a su currículum. La designación, anunciada por el propio Donald Trump, viene acompañada de una peculiar admisión: "Al principio, Morgan me combatió durante tres años, pero espero que haya aprendido la lección", escribió Trump. Esto revela una historia previa de tensiones entre ambos, pues durante las primarias republicanas de 2016, Ortagus criticó la política exterior "aislacionista" de Trump y su comportamiento personal.
A pesar de estas diferencias pasadas, Trump justifica su decisión destacando el fuerte apoyo republicano que Ortagus cuenta: "No estoy haciendo esto por mí, lo estoy haciendo por ellos. Veamos qué sucede", añadió. Este apoyo se basa en sus estrechas relaciones con figuras influyentes como el futuro secretario de Estado, Marco Rubio; el senador Lindsey Graham; el futuro asesor de seguridad nacional, Mike Waltz; Ric Grenell, enviado para misiones especiales de Trump; y también Jared Kushner, yerno de Trump, con quien mantuvo una estrecha colaboración durante su primer mandato.
Ortagus se unirá al equipo liderado por Steve Witkoff, amigo cercano y confidente de Trump. Sus prioridades inmediatas incluyen negociar un acuerdo para la liberación de rehenes en Gaza y un alto al fuego, así como la elaboración de un plan para la reconstrucción posterior al conflicto. Además, se espera que trabajen en uno de los principales objetivos de política exterior de Trump: lograr un acuerdo de paz histórico entre Israel y Arabia Saudita. La meta, según las propias palabras de Trump, es traer "calma y prosperidad" a la región. El tiempo dirá si esta inusual alianza puede lograr resultados significativos.