Recientemente, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, abordó este tema durante una conferencia de prensa. La pregunta central giraba en torno a posibles acciones del gobierno mexicano ante la posibilidad de separación familiar en caso de una política migratoria restrictiva por parte del presidente electo de Estados Unidos.
Sheinbaum enfatizó el papel crucial de los consulados mexicanos en Estados Unidos: “Para eso están los consulados, para apoyarles con abogados y todo lo que se requiera, y en su momento ya hablaremos con la administración del presidente Trump, para poder establecer mecanismos”. Esta respuesta, lejos de ser una declaración definitiva, revela la estrategia de diálogo y cooperación que el gobierno mexicano pretende mantener.
Sin embargo, un aspecto destacado de las declaraciones de Sheinbaum fue su referencia a las posturas pasadas de Donald Trump sobre la migración. Contrario a la percepción generalizada de una política migratoria totalmente restrictiva, la presidenta recordó que Trump ha expresado, en ocasiones anteriores, su apoyo a la migración legal.
Sheinbaum citó ejemplos específicos: “El ha hablado, si se fijan en sus diversos discursos, él ha hablado también de la migración legal…ha hablado, por ejemplo, en una de las entrevistas que hizo en una de las cadenas de televisión, habló por ejemplo de la importancia de lo que llamamos los dreamers, que son jóvenes que, ya sea que nacieron ahí o que muy pequeños llegaron, y que él considera que deben ser reconocidos en Estados Unidos”.
Este punto es clave. Sheinbaum parece apuntar a una posible área de negociación y colaboración, enfatizando la existencia de puntos en común, a pesar de las diferencias en otros aspectos de la política migratoria. La mención de los "dreamers" como un ejemplo de esta postura de Trump, sugiere una estrategia de buscar un terreno común para la negociación.
Además, la presidenta mexicana añadió que existen: “muchas áreas también de oportunidad, para poder trabajar con nuestros hermanos migrantes allá, para que puedan seguir desarrollando su trabajo en Estados Unidos”. Esta afirmación sugiere una visión pragmática, buscando asegurar los derechos y el bienestar de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, incluso en un contexto de políticas migratorias cambiantes.
La declaración de Trump en noviembre pasado, donde aseguró que “Vamos a sellar nuestras fronteras y vamos a tener que dejar a la gente que entre en el país…pero lo van a tener que hacer de manera legal”, es contextualizada por Sheinbaum, no como un obstáculo insuperable, sino como un elemento más dentro de un panorama complejo que requiere un abordaje diplomático y estratégico.
El futuro de la relación entre México y Estados Unidos en materia migratoria sigue siendo incierto, pero las declaraciones de Sheinbaum sugieren una estrategia de diálogo y búsqueda de puntos de encuentro con la administración entrante, centrándose en la migración legal como un posible ámbito de colaboración.