El escenario, sin embargo, contrasta radicalmente con el vivido hace cuatro años. Recuerdan la imagen aún los muros altos y negros que rodean el complejo, un silencioso testigo de los sucesos del 6 de enero de 2021, cuando una turba enfurecida irrumpió en el edificio buscando revertir los resultados electorales. “Luchen como demonios”, había instado entonces el entonces presidente Donald Trump, quien ahora regresa al poder bajo circunstancias considerablemente diferentes.
Hoy, 6 de enero de 2025, el Congreso se reúne para certificar la victoria de Donald Trump en las pasadas elecciones presidenciales. Esta vez, el resultado electoral es a favor de Trump, quien obtuvo 312 votos electorales contra 226 de la vicepresidenta Kamala Harris. La diferencia, una victoria contundente que silencia las voces disidentes.
A diferencia del ambiente convulso de 2021, se espera una sesión tranquila. No se prevén protestas, ni objeciones procesales, ni la violencia que marcó la anterior certificación. Los republicanos, antes firmes opositores a los resultados electorales de 2020, hoy aceptan sin reservas el triunfo de Trump. Similarmente, los demócratas, a pesar de la frustración por la derrota, reconocen la voluntad popular expresada en las urnas.
Incluso la intensa nevada que azota Washington D.C. no representa una amenaza para la celebración de este evento crucial. Las autoridades han garantizado que la sesión se llevará a cabo como estaba previsto, a pesar del panorama invernal. La historia, por lo tanto, se escribe hoy con una pluma diferente, bajo una capa de nieve que esconde, sin embargo, la carga de un pasado reciente que aún pesa en el ambiente.